Un canto a las convicciones cívicas

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Leandro Illia (*)

Ayer se cumplieron 35 años de la muerte de mi padre. Fue un día muy triste para la familia y también creo para toda la ciudadanía argentina que se inspira en él. En sus valores morales, en las convicciones cívicas, en la entrega permanente de su vida al servicio de la defensa de los intereses nacionales y populares.

Siempre lo realizó desde su conducta insobornable e inclaudicable en todos los cargos que ocupó y fundamentalmente durante su breve y próspero gobierno como Presidente de la Nación.

Cumplió con todos y cada uno de los compromisos asumidos durante su campaña, haciendo realidad lo que mandaba su promesa electoral establecida en la plataforma del partido la Unión Cívica Radical para aquellas elecciones; es decir cumplió lo que le prometió a su pueblo.

El dijo “no les tengo miedo a los de afuera, sí a los de adentro que nos quieren vender”.

Sin duda su vida, su conducta, su lucha y su gobierno de emancipación nacional constituyen un ejemplo para las actuales y futuras generaciones.

Más allá de su honestidad, lo trascendente fue su honestidad intelectual y su visión del país y del mundo, que lo ha colocado entre los grandes estadistas de América.

Si no hubiera habido el irracional e infundado golpe del año 1966, lo más probable es que no habría sucedido el golpe de 1976 con todo lo nefasto que ello trajo para el país.

Don Arturo Illia ya está entre los grandes de la historia argentina. No lo digo como hijo, sino como ciudadano que se inspira en su ejemplo, que fue su legado indiscutido para su pueblo al que tanto respetó y amó.

“Es difícil ser radical pero vale la pena serlo”.

(*) Hijo de Arturo Illia; dirigente de la Unión Cívica Radical

 

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