Los héroes de la AFIP y las bromas de Lilita

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Por ALEJANDRO CASTAÑEDA
afcastab@gmail.com

“No me toquen a los héroes de la AFIP”, dijo Lilita en otro de sus unipersonales repentinos y capciosos. Y tenía razón. Van quedando pocos. Y la decisión de expulsar a tres con un solo telegrama iba a empobrecer a una Patria que va perdiendo paladines y paladinas en cada refriega. Los de la AFIP quizá sean los últimos héroes que hay. Y Carrió sintió que a estos cobradores ejemplares había que ponerlos lejos de este huracán de malas noticias que convirtió a la tierra prometida del 2015 en esa ciudad entrerriana a punto de desbarrancarse. Al secretario Javier Iguacel le vino bien esta distracción. A regañadientes tuvo que archivar su anhelo de ponerle sobreprecio al frío del invierno pasado. Su plan era dejar al consumidor final al borde del peor final. Cuando se enteró lo de la AFIP, Carrió, que tiene la furia siempre a mano, estalló. ¿Confusión? Es que Lilita pide tantas confirmaciones y tantas renuncias, que el pobre escribiente de la Rosada, encargado de complacer sus arranques, duda entre los apuntados, los defendidos y los descalificados. Pero rápidamente los héroes cesanteados fueron repuestos, mostrando el estilo de un gobierno que regresa más de lo que avanza.

Ser héroe es un trabajo difícil y el trío de la AFIP seguramente recibió en casa felicitaciones y aplausos familiares. Debe ser lindo tener a un héroe tan a mano y en la cama, pensaron sus señoras. Y esa noche hubo hazaña. Se los valoró más por haberse consagrado en un escenario tan desacostumbrado a las proezas y a la entrega como la AFIP, donde los héroes nacen con un cheque bajo el brazo y su único plan es recaudar lo que más pueden y batallar contra evasores mañosos, bolsos escondidos y funcionarios gambeteadores.

Cuando se enteró lo de la AFIP, Carrió, que tiene la furia siempre a mano, estalló

 

¿Iguacel y Lilita habrán buscado empeorar lo que ya venía complicado? El secretario de Energía con sus garrafas retroactivas abrió una vía de agua en un barco que, como tiene remeros que hacen fuerza para el otro lado, le cuesta mucho llegar a la orilla. Y Carrió y sus discursos tan exclamativos y vistosos, se atrevieron más que nunca al poner a Macri en la lista de los que no inspiran confianza. En un chisporroteo, la fundadora incuestionable se convirtió en aliada eventual.

Hacen falta más héroes. Y Lilita pataleó porque le bajaron tres de un saque. Sus quejas sonaron como amenazas. Y cuando se arrepintió, apeló a una coartada mentirosa: “Fue una broma”, dijo, justo cuando el pobre Garavano vivía la escena como tragedia y no sabía cómo zafar de los arrebatos de una chaqueña suspicaz y corajuda. El beso con Macri después de una semana de celos y amagues, fue otra muestra mimosa de fuego amigo que aportó tregua más que rectificación. Y la cara de ella aceptando fríamente el cumplido tranquilizó por un tiempo a los que saben que los ataques de Lilita sacuden una realidad donde nadie habla en broma porque todos sufren en serio.

Patriotas valientes, escasean. Hace varias temporadas que no se renueva el elenco de gloriosos. Las plazas que sueñan con renovar sus héroes deben conformarse con poder librar de vándalos a los que van quedando. Hace poco empezó una revisión de mausoleos que se llevó puesto varios pedestales de un ex presidente cercano que aspiraba más a los billetes verdes que al mármol y que hoy debe comparecer ante un séquito de martillazos que quiere saber dónde guerreó y cómo se quedó con tan tantos trofeos.

Aquí, la Municipalidad sigue ignorando quién es ese prócer sin nombre. Que reapareció cuando la gente de Garro buscaba dónde había escondido Bruera los comprobantes. Fue una sorpresa. Y por más que se difundió su cara y se buscaron parecidos, nadie vino a reivindicar a ese abuelo lejano que estaba listo para mudarse a una plaza y a quién la burocracia había enviado al sótano y allí sigue, sin visitas ni siquiera vándalos que al menos lo estropeen, abandonado por la indiferencia y por un Palacio Municipal que en los cambios de mando se le pierden vivos y muertos, deudas y deudos, y solo tiene como héroe al recaudador de turno.

 

(*) Periodista y crítico de cine

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