Los peligros de la descentralización narco
Edición Impresa | 21 de Octubre de 2018 | 02:51

Walter Martello
Defensor del Pueblo Adjunto de la provincia de Buenos Aires
Los niños, niñas y adolescentes (NNyA) que son reclutados por las bandas narco constituyen una de las principales características de lo que puede denominarse como el proceso de descentralización del comercio de estupefacientes en nuestro país.
A diferencia de lo ocurrido en Colombia o México, donde grandes carteles mantuvieron durante décadas un control cuasi monopólico del tráfico, en Argentina los liderazgos territoriales quedaron en manos de organizaciones locales asociadas con mercaderes de la muerte que operan globalmente. En ese sentido, lejos de ser un territorio de tránsito, la Argentina también se ha convertido en un centro de producción de estupefacientes a partir de la proliferación de cocinas en los grandes centros urbanos, donde de forma “artesanal” se fabrican desde drogas de diseño hasta productos derivados de la pasta base de la cocaína.
Las bandas, que operan en cada barrio o localidad, tienen contacto directo con muchos de los NNyA excluidos del sistema. En casos son sus propios vecinos y hasta cumplen una suerte de “rol protector” ante la ausencia del Estado. En ese sentido, el hecho de que adolescentes o pre adolescentes ingresen al negocio narco a edades cada vez más tempranas no puede ser interpretado solamente como una salida económica, sino también como una cuestión ligada a poder satisfacer la propia adicción dentro de la organización narco de la que empiezan formar parte.
Desde todos los niveles del Estado debemos estar atentos. Es indispensable encarar un accionar preventivo que atraviese el sistema de salud, el sistema educativo, las fuerzas de seguridad y la propia Justicia. Solo de esta forma, trabajando mancomunadamente, tendremos posibilidad de desactivar esta bomba social antes de que explote.
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