El esquí de travesía, deporte que está de moda y tiene pista en Tirol

Generalmente se puede practicar esta modalidad en el glaciar desde mediados de septiembre hasta mediados de mayo

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MITTELBERG

Por FLORIAN SANKTJOHANSER
DPA

La ruta Cappuccino sube de forma empinada a la montaña. En sentido contrario, un esquiador tras otro pasa volando con dirección al valle, lo que transmite más o menos la misma sensación que caminar junto a una autopista. Sin embargo, hay una gran diferencia: se trata de un deporte en la nieve que está de moda, una tendencia a la que ha respondido ahora la industria del turismo de invierno.

Con el primer parque para el esquí de travesía en Tirol, los operadores de los funiculares y la asociación de agencias de turismo quieren atraer al valle Pitztal, al oeste de la ciudad austriaca de Innsbruck, el creciente número de aficionados a esta modalidad de esquí. Hay tres ascensos marcados: un ascenso fácil, de color azul, otro rojo, de mediana dificultad, y la ruta Cappuccino, negra, que va al café situado a una altura de 3.440 metros salvando un desnivel de más de 620 metros.

Las tres rutas han sido diseñadas sobre todo para principiantes que no se sientan seguros en los descensos en nieve profunda y que no quieran contratar por mucho dinero a un guía de montaña. Y también sirven para el entrenamiento de deportistas de fondo.

Al principio, muchos operadores de telesquís en los Alpes no estaban muy entusiasmados con la llegada de los nuevos turistas que suben en esquís por las pistas sin comprar un forfait, en vista del dinero que cuesta prepararlas. Sin embargo, cuando el número de esquiadores de travesía iba creciendo cada vez más, muchos operadores vieron una oportunidad de hacer negocios.

Ahora hay, pues, un parque para el esquí de travesía, patrocinado por un fabricante de esquís. “Aquí no es un gran problema que se crucen los aficionados al touring con los que practican el esquí alpino”, asegura el guía de montaña Burkhard Auer. A buen paso, Auer sube por la ruta roja, que primero discurre junto a la pista y luego por una pendiente con nieve profunda atravesada por huellas de esquís. Para el guía de montaña, de 34 años, el ascenso es un paseo.

Los sábados o domingos, cuando hace buen tiempo, muchas veces más de 100 aficionados al esquí de travesía suben a la cima, sobre todo durante los primeros meses del año. Las ovejas negras van solas. “Sin equipamiento de seguridad y sin conocimientos en la materia”, dice Auer. “Cada año tenemos aquí dos o tres caídas en grietas”.

 

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