¿Fascista? ¿Populista? ¿Cómo llamar al controvertido mandatario electo?

Por Peter Prengaman, Analista de la agencia AP

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Peter Prengaman

Analista de la agencia AP

RÍO DE JANEIRO

El ganador del ballotage presidencial de Brasil dice que quiere liberalizar la economía. Pero entonces ¿por qué le dicen “populista”? Sus discursos están llenos de referencias a violencia, pero ese tipo de lenguaje merece ser descripto como “extrema derecha”? ¿Y es Jair Bolsonaro un “fascista” cuando hace comentarios despectivos sobre negros, indios y homosexuales? ¿Y qué tal cuando dice que sus oponentes deben de ser baleados o cuando elogia con nostalgia la dictadura del 1964 a 1985?

Desde que se fue afianzando la figura de Bolsonaro, en Brasil y otras partes hay debates sobre cómo describir a un hombre que emociona a sus seguidores y asusta a sus oponentes con políticas eclécticas y un discurso duro. La suba en la popularidad de Bolsonaro es similar al caso de otros políticos en el mundo que muchas veces usan una retórica parecida, incluyendo al presidente de EE UU, Donald Trump, al mandatario de Filipinas Rodrigo Duterte y a otros líderes de Europa. El Partido de los Trabajadores, en su campaña, llegó a comparar a Bolsonaro con Hitler.

Entonces, ¿qué adjetivos son apropiados para el ex militar? Abundan opiniones al respecto y en muchos casos, divergentes. Para algunos no es un populista de derecha, sino un fascista. Y para otros, como el analista Carlos Pereira de la Fundación Getulio Vargas, no es fascista, sino un “candidato conservador del siglo XIX, que nunca se modernizó”.

El debate se desató en parte por las posturas políticas de Bolsonaro a veces contrarias a sus dichos públicos y a la historia que él promueve de sí mismo: que él es un duro y sencillo ex capitán del Ejército, listo para aniquilar criminales y políticos corruptos por el bien de la Patria.

Muchos también lo describen como “populista”. La retórica de Bolsonaro enfatiza “el pueblo” contra “la elite”, palabras que engloban las definiciones más comunes del término. Pero expertos resaltan que es difícil calificar de populismo a lo que él prometió hacer con la economía, la más grande de Latinoamérica. Eligió a Paulo Guedes, economista y banquero formado en la Universidad de Chicago, para liderar la cartera de Finanzas, e impulsar una gran reforma que incluiría cambios en el sistema de pensiones, recortes de gastos y privatizaciones masivas en una economía históricamente bajo control del gobierno.

En cuanto al término “ultraderecha”, el propio Bolsonaro niega estar en esta categoría. Pero los medios, académicos y asesores políticos defienden el uso del término basado en las declaraciones del ex militar que van desde denigrar a negros, gays e indígenas hasta decir que los seguidores del PT deben ser baleados.

Asimismo, muchos opinan que es insensato comparar a Bolsonaro con Hitler o Mussolini y dice que “la generalización de términos con un significado histórico preciso, como ‘fascismo’ o ‘nazismo’, es un gran error que sólo sirve para velar los verdaderos peligros que él representa”.

 

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