Preventiva para el acusado de matar a una martillera y atacar a su marido en un robo

Sabrina Antonioli Ango fue asesinada a mazazos el 23 de agosto, en su casa de barrio Hipódromo. El detenido trabajó en el lugar

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Marcelo Dobal, el albañil de 24 años que está detenido desde el mismo día en que la dueña de la casa en la que trabajaba fue asesinada a mazazos, seguirá preso por ese crimen. Fuentes judiciales confirmaron que el juez Guillermo Atencio dictó la prisión preventiva del acusado a pedido del fiscal Marcelo Martini, por el crimen de la martillera Sabrina Antonioli Ango, ocurrido el 23 de agosto pasado en su casa de 116 entre 32 y 33.

La pena en expectativa es perpetua, a la medida de los cargos que le imputan a Dobal: “homicidio calificado criminis causa (para ocultar otro delito); tentativa de homicidio doblemente calificado criminis causa y con alevosía (por el ataque que sufrió el esposo de la profesional); y robo calificado por el empleo de arma”, todos en concurso real, informaron fuentes judiciales.

A criterio de los investigadores, hay elementos suficientes -al menos en esta instancia- para acreditar que “en las primeras horas de la tarde del 23 de agosto”, un hombre ingresó en la vivienda ubicada en 116 entre 32 y 33 “con la intencionalidad de desapoderamiento (robar) y, mediante el empleo de un elemento contundente -maza- le asestó varios golpes en la región de la hemicara izquierda, nariz y otras partes del cuerpo que provocaron la muerte a Sabrina Antonioli Ango -quien conocía a su atacante- ello con la finalidad de lograr su impunidad y facilitar la comisión del delito de sustracción”, detalla la orden de preventiva.

Sabrina era martillera y su marido, Juan Ignacio Plotycia, un contador que trabaja en el ministerio de Economía bonaerense. Juntos venían abriéndose paso en la vida, mientras soñaban con las mejoras en la casa y tenían proyectado subirse a un avión para ir a Disney, la misma tarde en que la inseguridad torció su destino. Según el dictamen de la justicia, inmediatamente después del ataque a Sabrina irrumpió en escena su esposo, “siendo sorprendido en forma repentina y por la espalda por el agresor, quien lo lesionó en su espalda, cabeza, manos y brazos mediante el empleo de una cuchilla y la maza, con intenciones de ocultar su ilícito accionar provocándole la muerte, propósito que no logró concretar por razones ajenas a su voluntad”, se describe en la resolución.

Dobal fue detenido en 32 entre 7 y 8 por policías que hacían un rondín y sospecharon al verlo con la ropa ensangrentada. No tardaron en saber que lo estaban buscando. Tenía objetos de las víctimas. El changarín había realizados trabajos en la vivienda de la pareja y fue reconocido por Plotycia, quien tuvo que ser internado por las lesiones que sufrió y actualmente sigue bajo tratamiento psicológico.

Muchas son las evidencias que complican al imputado, más allá del testimonio clave que aportó Plotycia: las zapatillas que llevaba puesto el presunto asesino son del contador y las robó tras el ataque; los guantes amarillos que descartó en la fuga también eran de las víctimas -los usaba Sabrina para limpiar su casa- y, encima, su escape fue filmado por las cámaras de seguridad de una concesionaria cercana. La hipótesis del robo como móvil se sostuvo en el hallazgo, en poder del acusado, de las llaves del auto y el celular de la víctima fatal.

En su declaración Plotycia contó que el detenido se había comunicado con ellos para ir a devolverle una escalera que había solicitado por los trabajos que hizo en la casa. Luego reveló que al entrar en la vivienda le llamó la atención un charco de agua que había en un pasillo que comunica el baño y el dormitorio con un living comedor.

Llamó a Sabrina y en ese instante fue atacado por la espalda.

 

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