Guillermo se movió al margen del equipo, y sufrió desde una cabina

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Para Guillermo Barros Schelotto, y para el cuerpo técnico de Boca en su totalidad, el partido de anoche contra Palmeiras, lejos estuvo de ser uno más. Desde cualquier punto de vista.

Igual que Marcelo Gallardo en Porto Alegre, contra Gremio, el martes en la primera semifinal de la Copa Libertadores, Guillermo fue inhabilitado por la Conmebol para ingresar a la cancha.

En su lugar lo hizo el hermano Gustavo, quien a pesar de su bajo perfil en calidad de “mano derecha” del entrenador principal, ya había tenido experiencias en este tipo de situaciones.

Claro, porque en situaciones de las mismas características había cumplido la misma función en Libertad de Paraguay, por ausencia de Gregorio Pérez, en Lanús, e incluso en Boca, con seis triunfos y un empate.

En la previa del cruce de anoche en el Allianz Parque, de San Pablo, la Conmebol emitió un comunicado en el que informó Guillermo Barros Schelotto fue sancionado con una multa económica, de 23.000 dólares, y que no podría estar en el banco de suplentes ni dar indicaciones debido a que retrasó su salida en el partido de ida, disputado la Bombonera”.

Más allá del parecido físico, habitualmente las funciones de Gustavo en la conducción del equipo son diferentes y complementarias.

Fuentes con llegada a los hermanos han dejado trascender que el Mellizo al que anoche se lo vio en el banco de los suplentes, de ninguna forma ocupa un rol secundario... En las directivas al equipo, los cambios e incluso los reclamos.

Cada uno sabe perfectamente como piensa el otro, y eso en cierta forma les jugó a favor ante la decisión de prohibir el uso de la tecnología para que en este caso Guillermo pudiera expresar alguna idea.

El entrenador principal del conjunto Xeneize no pudo tampoco estar junto al plantel en el vestuario, de modo tal que ocupó una cabina especial en compañía de Juan José Romero, el entrenador de arqueros, quien pasó a ser una variante para trasladar algún concepto táctico.

Por lo general, Romero mirá los partidos desde lo alto del estadio, juntamente con Ariel Pereyra, quien anoche fue segundo de Gustavo, para seguir el juego con vista panorámica.

En estos términos se movió el DT boquense en el Allianz Parque, al que llegó por separado del plantel, al margen de lo que tuviera que ver con la conducción del elenco, aunque siendo objetivo de cada transmisión, porque terminó siendo tan “vigilado” como cuando se para delante del banco de los suplentes.

 

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