¿Este país está listo para un partido así?

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Cuando Boca y River jugaban contra Palmeiras y Gremio, el presidente Mauricio Macri declaró que prefería que pasasen a la final un equipo argentino y un brasileño. Su deseo, claro está, escondía un grado de sinceridad: Argentina no está preparada para un partido semejante.

Desde lo organizativo ya quedó claro que estamos varios pasos atrás. Poner día y hora costó más que la paz en Medio Oriente. Y la venta de entradas fue un casos. Por ventanilla y en internet hubo problema. Mucha improvisación para tamaño espectáculo.

Tampoco dieron en la talla los políticos. Que visitantes no, que visitantes sí. El VAR, el árbitro, la sanción a Marcelo Gallardo, el reclamo de Gremio... Sobraron sospechas, operaciones, críticas sin fundamento. Todo muy argentino. El que no llora no mama...

Los protagonistas intentaron bajar los decibeles, pero difícilmente puedan mantener su discurso cuando empiece a rodar la pelota. Ni hablar al momento de consagrarse un campeón.

¿Los de Boca se quedarán a recibir su medalla en el Monumental en caso de ser subcampeones? ¿Y los de River verán cómo sus rivales festejan con papel picado en el medio de la cancha? La respuesta, para ambas preguntas, es no. A decir la verdad, no se los permitirían sus propios hinchas.

Cuando pase este Boca-River ya nada será igual. La historia de los dos gigantes equipos argentinos estará marcada por lo sucedido. Como en aquella película Volver al Futuro, lo que suceda en esta serie marcará el presente. El descenso, la Era Bianchi, el gas pimienta, el penal atajado por Roma y todas esas cosas serán anécdotas. Por más que luego de un lado u otro lo quieran “disfrazar”, por un tiempo habrá un equipo enorme y, debajo, otro grande.

Martín Cabrera

mcabrera@eldia.com

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