Cuando la burocracia atenta contra los servicios médicos

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Que en el hospital Alejandro Korn de Melchor Romero haya dejado de funcionar hace dos años el mamógrafo, no porque el aparato no funcione sino porque el profesional que lo operaba se jubiló y no lo reemplazaron, marca una omisión inexcusable de parte de las autoridades sanitarias y exige la adopción de medidas inmediatas para revertir esa situación.

Cabe señalar que desde el ministerio de Salud bonaerense se reconoció la existencia del problema, estimándose que recién podrá subsanarse el año que viene.

Vecinos de la localidad pusieron de relieve que en Melchor Romero viven unas 44 mil personas y que, a pesar de que el mamógrafo se encuentra en perfectas condiciones para funcionar, las mujeres deben dirigirse al Hospital de Gonnet, al Rossi o al Policlínico San Martín para hacerse las mamografías.

Pudo saberse, además, que en un encuentro sostenido por funcionarios de la cartera sanitaria provincial con el director del hospital Alejandro Korn se estableció que para principios de 2019 el equipo volverá a funcionar, es decir, fecha en la que se estimó puede quedar resuelto el problema de la falta de un profesional que se haga cargo del equipo.

En muchas otras oportunidades, por ejemplo, en el caso de los programas obligatorios de vacunación que se desarrollan en la Región, se ha señalado aquí lo paradójico que resulta que el Estado promueva con bombos y platillos diversas campañas sanitarias, sin advertir que en muchos de esos casos la carencia de insumos –concretamente, la falta de dosis, algo que le incumbe garantizar al mismo Estado- impide la efectiva concreción de esos planes.

A grandes rasgos debe recordarse que los profesionales médicos sostienen que la mayoría de las mujeres sabe que tiene que hacerse mamografías anuales a partir de los cuarenta años, pero pocas se las hacen. De allí que la Sociedad de Cancerología haya decidido en los últimos años reforzar las campañas contra el cáncer de mama, en campañas avaladas por los organismos sanitarios. Pero, desde luego que para cumplir con esos programas los primeros que tienen que estar disponibles son los hospitales y centros públicos de salud

El crecimiento experimentado en los últimos años de tendencias encaminadas a inducir la realización de exámenes preventivos no debiera detenerse. El hecho de que algunos ginecólogos no revisen las mamas ni recomienden a las pacientes realizarse una mamografía, algo aconsejable en mujeres mayores de 40 años, es uno de los principales obstáculos para la prevención de la enfermedad, que puede afectar a una de cada ocho mujeres a lo largo de su vida.

Ni en éste episodio, ni en otros similares donde escasean o faltan los insumos médicos como ocurre en los planes de vacunación, existe explicación ni justificación posibles cuando el Estado incumple en forma tan desaprensiva con premisas tan insoslayables. Es de esperar, entonces, que el área de Salud actúe sin más dilaciones para asegurar el pleno funcionamiento de un equipo médico tan indispensable, como ocurre ahora con el caso del mamógrafo del hospital de Romero.

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