Robó, lo atraparon los vecinos, la policía lo esposó a una reja y huyó con un destornillador

Los oficiales lo llevaron a un destacamento que no tiene calabozos y lo sujetaron a unos barrotes. Escapó y colgó las esposas en un cable

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El lunes feriado pintaba bien para el muchacho que se metió en una casa del barrio Aeropuerto decidido a robar una moto: un ratito después salió de la propiedad llevándose una de 110 cilindradas, y aunque la cosa se le complicó a unas cuantas cuadras con los vecinos que lo capturaron y entregaron a la Policía, la suerte le dejó en claro que seguía estando de su lado.

Como los oficiales lo llevaron a un destacamento que no tiene calabozos no les quedó más opción que esposarlo a una reja, pero no se les ocurrió sospechar que el joven podía esconder un destornillador entre su ropa (consciente de que a la suerte hay que ayudarla) y con esa herramienta se desprendió de lo único que lo sujetaba a los barrotes.

Un rato después el muchacho volvía a la calle en calidad de prófugo, sin la moto y con las esposas, que se cuidó de colgar bien visibles junto a varias zapatillas en 1 y 93.

a lo houdini

Esta increíble historia comenzó a las 6 de la tarde del lunes pasado, cuando policías del Comando de Patrullas y de la comisaría Novena fueron a 98 entre 1 y 2 para intervenir por una aprehensión civil.

Dicho de otro modo, los vecinos tenían reducido a un muchacho al que acusaban de haber robado una moto Zanella110 de una casa de 4 entre 600 y 601, de modo que los agentes cargaron al demorado en un patrullero y lo llevaron al Destacamento Aeropuerto, en cuya jurisdicción había ocurrido el hecho, para tramitar la denuncia.

A la dependencia de 611 entre 4 y 4 bis viajaron también la moto, su dueño (un empleado gastronómico) y un destornillador oportunamente oculto entre las prendas del acusado, que, a juzgar por lo que pasó, no fue requisado, o lo revisaron mal.

Fuentes oficiales confirmaron a este diario que policías de la Novena esposaron al acusado “a una de las ventanas de rejas de una oficina que da al patio externo del destacamento”, separado de la calle por un alambrado olímpico.

Convencidos de que de allí no se movería, los oficiales volvieron con los denunciantes, dejando al demorado -identificado como Dilan- en compañía de otro detenido que estaba en una situación más o menos parecida.

Tiene ingresos en distintas comisarías como menor y una causa por robo como adulto

 

Este hombre se convirtió en testigo involuntario de la inesperada maniobra de escapismo, que reprodujo luego ante los policías que -atónitos- le preguntaban dónde estaba el muchacho que habían dejado al lado suyo.

Según contó el otro detenido, Dilan sacó de entre sus ropas un destornillador con el que desprendió la única esposa que lo sujetaba a los barrotes y luego quiso hacer lo mismo -”solidario”- con la suya, pero como no lo logró en un par de intentos, decidió irse antes de que apareciera algún uniformado.

Huyó saltando el alambrado perimetral del destacamento.

Así las cosas, en esa seccional se iniciaron dos actuaciones, una por “hurto de motovehículo” y la otra por “evasión”, en la que se le dio intervención a la Auditoría General de Asuntos Internos.

De inmediato se desplegó un operativo cerrojo para localizar al evadido. Lo buscaron por los alrededores, en su casa - a pocas cuadras de donde lo demoraron los vecinos- y en algunas esquinas en las que suele parar, pero no lo localizaron. Lo que sí se vieron ayer en 1 y 93 fueron las esposas pendiendo de un cable de luz, junto con los pares de zapatillas que -cuenta el imaginario popular- señalizan puntos de venta de droga.

Más allá de las especulaciones, las bromas y las dudas, los vecinos se reconocían ayer en el miedo que comparten.

“Estamos asustados. No sabemos si se trata de una provocación”, dijo una mujer que conversó con este diario a condición de mantener su identidad en reserva. Cerca de ella, otro muchacho disparó que “se trata de delincuentes que son de la zona. Los hecho de inseguridad son una constante en el barrio, necesitamos más protección”.

Dilan, el joven que robó, cayó, y huyó como émulo vernáculo de Houdini, es conocido en el barrio por sus antecedentes, dijeron fuentes del caso.

“Tiene ingresos en varias comisarías de la periferia por delitos cuando era menor”, aseguró un jefe policial. Ya como adulto, y antes de la causa de ayer, aparece mencionado en un expediente por “robo”. Su paradero, por ahora, es desconocido.

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