El marido de Valeria Mazza la mandó a adelgazar y ella lo defiende

Valeria Mazza realizó una carrera lejos, muy lejos, de los escándalos: modelo top, nunca se metió en los líos vernáculos y eligió siempre el perfil bajo y la distancia para conservar la elegancia. Hasta ahora: en las últimas semanas viene sumando una seguidilla de polémicas por sus declaraciones, que intentó relativizar el sábado en “PH Podemos hablar”.

Primero, Valeria habló del feminismo y contó que le parece fantástico que las mujeres peleen por sus derechos después de tantos años de desigualdad, pero que “lo que no me gusta es cuando la mujer pierde femineidad en esta lucha. No tenemos que ocupar el mismo lugar que los hombres porque no somos iguales. Vinimos al mundo para diferentes cosas”.

Para colmo, cuando ya la mataban en Twitter, días después, invitada al programa de Mirtha Legrand, Mazza contó las exigencias que le planteaba su marido, Alejandro Gravier, después de cada uno de sus cuatro embarazos y estalló más polémica. “¿Es verdad que te mostraba una foto de antes y te decía ‘tenés que volver a ser flaca como esta foto?’”, le preguntó la diva. Ella contestó afirmativamente y, entre risas, dijo: “Sí. ¡Maldito, maldito!”

La respuesta de la tuitósfera fue atronadora, motivo por el cual este fin de semana la ex modelo salió a bajar los decibeles de la situación en “PH, Podemos Hablar” y defendió a Gravier tras las críticas que recibió por sus dichos: “Me reí porque me parecía simpatiquísimo. Me parece gracioso. Pero después ‘Gravier tirano’, no es así de ninguna manera”.

“He disfrutado terriblemente mis embarazos. He engordado 20 kilos por embarazo. Nunca trabajé embarazada porque los disfruté. Después sí me ponía a trabajar para estar bien y volver a trabajar. Por eso mis hijos se llevan tres años: me tomaba un tiempo para recuperarme y volver a trabajar. Los disfruté un montón y él no me exigió absolutamente nada”, detalló.

Al ser consultada por el conductor, Andy Kusnetzoff, si había tenido depresión postparto, la modelo contestó: “Sí, pero mal. Cinco días después de haber parido estaba en casa con gente y empezaba a llorar y decía: ‘Son las hormonas, está todo bien’. Y la gente me miraba. Alejandro decía: ‘Ya se le pasa, no pasa nada’”.