“No puedo jugar donde me pueden matar”
Edición Impresa | 27 de Noviembre de 2018 | 05:04

El mediocampista y capitán de Boca Juniors, Pablo Pérez, se opuso hoy a volver al estadio Monumental para jugar la superfinal revancha de la Copa Libertadores ante River Plate, al justificar que no podría presentarse “en una cancha que no brinda seguridad”.
“No puedo jugar en una cancha donde me pueden matar. ¿Cómo voy a ir a jugar a una cancha que no brinda seguridad? ¿Y si ganamos y damos la vuelta en su cancha? Me matan”, especuló Pérez a la salida del sanatorio Otamendi, donde se sometió por tercera vez al control por la lesión que sufrió en el ojo izquierdo por la agresión al micro del plantel “xeneize”, el pasado sábado, previo al partido que finalmente no pudo llevarse a cabo.
El capitán afirmó que no opinará sobre una posible sanción a River Plate pero fijó su postura la posibilidad de volver al estadio Monumental.
“una vergüenza”
El mediocampista relató cómo vivió el plantel la llegada al recinto de Núñez y calificó todos los hechos como “una vergüenza”.
“No sé qué pasó porque fue muy raro. Estaba toda la gente de River acumulada en el mismo lugar. Fueron estallidos constantes”, contó el futbolista ante la requisitoria de los periodistas.
Y agregó: “Después de pasar el puente resulta que estaba toda la gente de River allí acumulada en un solo lugar. Fueron tres minutos impresionantes y tremendos”.
A su vez, el rosarino reveló que también fue agredido mientras se dirigía en ambulancia hacia el sanatorio Otamendi tanto de ida como de vuelta.
“Estoy muy triste también por la gente de River que no tiene nada que ver y que se está fumando todo esto. Es una tristeza para ellos, para los de Boca y para el espectáculo. Esto no puede pasar más”, recalcó el capitán y referente del plantel xeneize.
“dijeron que estaba en condiciones, una mentira”
Sobre la actitud que adoptó la Conmebol, Pablo Pérez también fue crítico y le apuntó directamente a los médicos que firmaron un documento en el que aseguraban que estaba en condiciones de jugar el partido.
“Es una vergüenza, yo estaba en el hospital y el partido se estaba por jugar. Guillermo (Barros Schelotto) me llamó y me dijo que vaya porque se jugaba y yo iba a jugar igual”, precisó.
“No conozco al médico de la Conmebol, es una vergüenza que diga que estaba en condiciones. Nunca fue solidario con nosotros”, agregó el jugador, visiblemente molesto por todo lo que viene sucediendo en alusión al clásico que por ahora no se pudo jugar.
Consultado por si había recibido algún mensaje por parte del plantel de River, Pablo Pérez dijo que solo habló con Ignacio Scocco y Milton Casco, a quienes conoce por su pasado en Newell’s.
“Solo con dos jugadores del plantel de River hablé, porque quisieron interiorizarse de mí”.
Pablo Pérez deberá volver hoy al sanatorio Otamendi para ser sometido a un nuevo control oftalmológico, después de que una astilla de vidrio le ocasionaron una úlcera de córnea.
qué dijo javier valdecantos sobre los incidentes
En relación a lo expuesto por Pérez, también el preparador físico de Boca, Javier Valdecantos, reveló detalles de la presión que ejerció Conmebol para que se dispute el partido a pesar de los graves incidentes ocurridos en la previa.
“La Conmebol me presionaba a mí para que se juegue el partido. Por eso fui a poner los conos para la entrada en calor”, explicó Valdecantos en diálogo con un diario de capital.
El miembro del cuerpo técnico de Guillermo Barros Schelotto explicó que salió al campo de juego del estadio Monumental para preparar la entrada en calor ya que los emisarios de Conmebol lo amenazaron con “diez años de sanción para la institución”.
“Fui a poner los conos y Pablo Pérez no había vuelto del hospital. Cuando bajé ya habían decidido la suspensión”, contó, en diálogo mantenido en las últimas horas.
En cuanto a la agresión que sufrieron en la llegada al estadio, Valdecantos puntualizó que hace “25 años” que trabaja en el fútbol pero que “nunca” le ocurrió algo similar a lo del sábado.
“Fue todo un caos. Cuando giramos nos tiraron de todo y ahí tuve que subir a socorrer a los jugadores que bajaban desesperados del colectivo. Había un humo que no permitía ver...una locura”, narró el profesor.
“¿Y si ganamos y damos la vuelta en su cancha?, Me matan”, especuló el volante rosarino
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