Nadie pensó en la gente
Edición Impresa | 27 de Noviembre de 2018 | 05:06

Eduardo Tucci
deportes@eldia.com
Mientras la Conmebol terminaba de darse cuenta que “no estaban dadas las condiciones” para jugar, los clubes luchaban por lograr una ventaja que los dejara mejor parados respecto de una Copa que ya está manchada y nadie terminaba de hacerse cargo del descontrol del sábado, la gente deambuló durante horas en medio de una desinformación total. El domingo, por caso, a sólo cuatro horas del partido y a 20 de la suspensión anterior, ya había público en los alrededores del Monumental atendiendo a la convocatoria de las 17 como hora de iniciación de las acciones. Se tuvieron que ir otra vez sin fútbol.
Nadie o muy pocos se pusieron a pensar en los que bancan verdaderamente con su aporte el fútbol. En quienes estuvieron siete horas en las tribunas el sábado y volvieron a Núñez el domingo o, sin ir más lejos, los millones que estaban atentos a la TV o los portales para que se les diga que iba a pasar. Fueron miles y miles que formaron parte de “los olvidados de siempre”.
En el medio, la Conmebol aportaba más dudas que certezas mientras las infinitas versiones que se echaban a rodar –favorecidas por la indecisión de los organizadores-- tiraban por un lado que Boca no quería jugar o que River si, que Pablo Pérez estaba para jugar, que no. Operaciones que iban y venían, egoismos, trampitas y hasta un “pacto de caballeros” que en pocas horas terminó hecho añicos.
La inmensa mayoría de los hinchas de River –aunque igual pasa en cualquier club argentino—se bancaron un sábado de terror esperando en las tribunas para finalmente no ver nada. Son los mismos que se guiados por su pasión afrontan viajes tortuosos, gastos enormes y todo tipo de necesidades por las fallas organizativas que son tan reiteradas como penosas.
El público sigue siendo la parte mas sana del fútbol pero nadie lo cuida como corresponde. Siguen siendo víctimas del destrato de quienes están precisamente para darle un marco adecuado a una actividad superprofesional en la que se mueven fortunas.
Asistimos en las últimas horas al despropósito llevado a su máxima expresión. Muchos ligaron el ataque al micro con el allanamiento que arruinó los negocios de los barras millonarios y no pocos incluyeron lo ocurrido en otra oscura página de la negligencia policial. Todo cabe y fue producto de los más variados análisis en todo el mundo. La seguridad deportiva en la Argentina es una materia pendiente y sino basta con recorrer los archivos.
Encima las idas y vueltas que terminaron constituyendo un calvario para miles de personas afectadas por la ineficiencia y la impericia de los que tienen que conducir. La gente, la que aguanta todo sin pedir nada. Se merecían otro trato. En eso también se falló.
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