VIDEO.- Así actúan los "robaruedas" en Barrio Norte

No es un delito nuevo, pero no siempre se ve con la impunidad con la que actúan. Ocurrió el viernes último, en 37 entre 8 y 9, pleno Barrio Norte, donde la inseguridad castiga seguido y los vecinos debieron recurrir al sistema de la alarma vecinal como un recurso más para evitar el accionar de los delincuentes.

Entraderas, escruches y robos de vehículos son casi moneda corriente incluso estando a menos de 200 metros de la Comisaría Segunda. Incluso hace algunos días fue desmantelado un kiosco de venta de drogas ubicado frente a una escuela secundaria y un jardín de infantes, también muy cerca de la dependencia policial.

Ahora los que volvieron a atacar son los "robaruedas", una modalidad que tenido muchas víctimas en el barrio. La diferencia en esta oportunidad es que todo quedó grabado por la cámara de seguridad de un vecino.

Los delincuentes llegan en un Citroën blanco que estaciona de la mano de enfrente del auto elegido como blanco. Apagan las luces y esperan unos segundos para acomodar el auto delante del vehículo al que iban a robar.

Se baja un sujeto, da una vuelta, como observando la situación, y regresa al auto a buscar la llave para comenzar a aflojar los tornillos de las ruedas. Primero lo hace con la trasera de la derecha, sobre la vereda, mientras los autos siguen pasando y hasta uno estaciona en la mano de enfrente. Nada lo amedrenta. Sólo cuando dos personas pasan caminando por el lugar deja por un momento la llave y hace un gesto como si le doliera la pierna, que le dura los segundos que tardaron en pasar los transeúntes.

Regresa y apura en aflojar y dejar la rueda lista. La que sigue ahora es la delantera de la izquierda, es decir sobre la calle, con vehículos pasando. Nada lo detenía. Una vez que logró el objetivo de sacar los tornillos, abrió el baúl y entró en escena el cómplice, cuya tarea era levantar el auto para que el primero de los delincuentes sacara las ruedas y las fuera cargando en el auto en el que habían llegado. Esa última maniobra fueron apenas diez segundos, los suficientes para dejar el rodado apuntado tambaleando y escapar del lugar rápidamente.