Abrazo simbólico vecinal para apoyar las actividades en el Círculo Cultural Tolosano

Deportistas, vecinos y autoridades del Círculo Cultural Tolosano participaron ayer por la tarde de un convocante “abrazo simbólico” en respaldo a las actividades sociales y deportivas de la entidad, sancionada con una clausura municipal por albergar actividades generadoras de “ruidos molestos”. La movida le agregó más voltaje a una fuerte polémica entre dirigentes y un grupo de frentistas que asegura que en la sede social de 115 bis entre 528 y 529 se organizan periódicamente bailes y recitales hasta altas horas de la madrugada.

La clausura de la discordia sobrevino el 17 de noviembre pasado, y fue levantada ayer. En Control Ciudadano local subrayaron oportunamente que “si bien conocemos y destacamos la obra que hacen los clubes en beneficio de la comunidad, hay requisitos que se deben cumplir para toda actividad, como el pedido de autorización previo”.

Roberto Di Grazia, titular de la repartición, aclaró que “si se cumplen los pasos que corresponden, los agentes, a los sumo, se acercarán al lugar para constatar y pedir que se baje el volumen”.

Las autoridades de la institución reconocen que asumieron las consecuencias de no suspender eventos a pesar del labrado del acta por parte de la Comuna. “No podemos darnos el lujo de parar, con casi mil chicos, becados en su mayoría, que tienen el club como lugar de contención” sentencia Paola Aronovsky, presidenta del Círculo Cultural Tolosano y Biblioteca Popular Mariano Moreno: “si se hace un bingo o una cena show, es para poder hacer frente a los gastos y subsistir. Jamás terminamos más allá de la una de la mañana, como tarde. Y es la primera vez que nos multan”.

Ante el recrudecimiento de los reclamos de algunos vecinos por la organización de “bailes, casamientos y fiestas de la cerveza todos los fines de semana y feriados hasta las 3 o las 4”, la institución contraatacó con una convocatoria a movilizarse en su defensa. Mediante su página de facebook, consideró que “nuestro club fue humillado y clausurado, gracias a un par de vecinos (unos pocos) que se manifestaron con sendas denuncias por ‘ruidos molestos’”.

La publicación, “subida” ayer a las redes, continúa atribuyendo esos sonidos a “las diversas actividades deportivas que se realizan en cualquier club de barrio y que albergan a centenares de chicos, formándolos con valores y con un rol social que hace más de 94 años une familias, barrio y amigos”.

“La gente que es del barrio de toda la vida nunca se quejó” concluyó Aronovsky: “afortunadamente, dialogando con el municipio nos garantizaron que vamos a poder concretar las fiestas de fin de año sin inconvenientes”.

En la otra vereda, los autoconvocados contra los “ruidos molestos” afirman que se desató una “caza de brujas”, y que hay “algunos personajes ‘pesados’ que nos insultan y amenazan”.

“Le pedimos a la Justicia que esté atenta, y que nos protejan, porque hay algunos dirigentes que ignorando su papel institucional promueven el revanchismo y la agresividad en las redes y repartiendo volantes”, precisaron: “la clausura fue efectuada porque el club incumple ampliamente con las medidas de seguridad y la normativa vigente, y usar a los nenes para justificarlo es una extorsión moral con la que quieren encubrir su desprecio por los criterios mínimos de convivencia”.

La realización de eventos y festejos de “pequeña escala”, como los que son habituales hacia fines de cada año en clubes, predios recreativos y quintas de particulares, está regulada en nuestra ciudad por la ordenanza 10.799, que establece una serie de pautas y pasos a seguir para lograr su habilitación. Este permiso especial es exigible a todo aquel que pretenda organizar convocatorias para actividades de esparcimiento, fiestas o espectáculos, en lugares con una superficie no mayor a los 300 metros cuadrados de espacio libre.