Juan Vicente y Gloria, 60 años de un “flechazo” instantáneo

La pareja se formó en el barrio de 68 y 1, de donde nunca se alejó. Recuerdos de los bailes en Aconcagua al actual rol de abuelos

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Juan Vicente Bolech y Gloria Leticia De Michelis eran del mismo barrio y juran que en el momento que los presentaron el “flechazo” fue instantáneo, pero también duradero porque ayer pudieron festejar los 60 años de casados, sus bodas de diamante. El matrimonio coincidió en que la tolerancia, el compañerismo y forjar una familia que siempre permaneciera unida fue el sustento que los mantuvo juntos y enamorados.

En su casa de 68 y 1 la pareja contó que nunca se alejó de ese barrio y recordó las épocas en las que los grupos de amigos se reunían para ir a los bailes del Club Aconcagua.

“Yo venía a visitar a una amiga que tenía negocio acá al lado y ella me lo presentó”, señaló Gloria.

En ese entonces los jóvenes tenían poco más de 20 años, Gloria ya era maestra.

“A los 25 nos casamos y pasamos muchas cosas buenas y malas como cuando me despidieron del frigorífico”, agregó Juan.

También surgieron las anécdotas de cuando subían a Cecilia y Guillermo a la moto Paperino para llevarlos a la escuela o a casa de sus abuelos. Una etapa de lucha de un matrimonio joven, pero en la que también pasaron cosas que al recordar los enternecen.

Gloria fue la segunda mujer en entrar como empleada al Banco Provincia y tiempo después ingresó su esposo. Ambos trabajaron en ese entidad hasta jubilarse.

“Antes se trabajaba muchas horas y los chicos estaban mucho tiempo con los abuelos; siempre recuerdo a mi suegra con mucho amor, fue una persona increible que me esperaba con la comida hecha para ayudarme”, contó Gloria.

Los Bolech coincidieron en que lo mejor de sus vidas es la familia que formaron cuando nacieron sus hijos Ceciclia - médica que está al frente de APRILP -, Guillermo y Silvia. Ellos a su vez les dieron otro motivo de orgullo al convertirlos en abuelos de Leticia, Julián, Josefina y Delfina.

“Tanto nuestros hijos como nuestros nietos son buenos y todos estudiaron, se esforzaron por superarse”, dijo Juan.

En esta etapa de su matrimonio la vida los encuentra tan unidos como entonces y con un reparto de roles cuando es necesario que uno haga un mandado u otro sugiera que comida hacer.

En eso radica para ellos la convivencia, en estar uno pendiente de la necesidad del otro.

 

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