La grieta, Chocobar y la legítima defensa

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La grieta, le pusieron una vez y el termino se popularizó durante el mandato de la ex presidenta Cristina Kirchner. La división entre los que sostenían a ese gobierno y los que lo denostaban. La separación entre los que creen que el fiscal Nisman se suicidó y los que están seguros de que lo mataron. La irreconciliable postura entre los que sostuvieron que al artesano Santiago Maldonado se lo había llevado la Gendarmería y los que no.

Esta semana la tan vapuleada grieta tuvo otra vuelta de tuerca. Se personificó en un agente de la policía local de Avellaneda, Luis Chocobar, al que un juez procesó y embargó por la suma de 400.000 pesos por haber dado muerte a un delincuente de 18 años, de apellido Kukoc, acusado a su vez, de ser el atacante del turista norteamericano al que le habían asestado diez puñaladas en el corazón para robarle una cámara fotográfica.

La primera reacción social, tras conocerse la resolución del juez de menores de la ciudad de Buenos Aires, Enrique Gustavo Velázquez, fue de estupor. La Justicia condenaba a un agente del orden que, con su accionar, le había salvado la vida a la víctima de un hecho de inseguridad de amplísima repercusión pública.

El ministro de Seguridad de la Provincia, Cristian Ritondo se apresuró, entonces, a declarar que a Chocobar no iban a dejarlo solo. El mismo camino siguió después, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich. Y así fue que Chocobar de la modesta comisaría en la que cumple funciones en el partido de Avellaneda, terminó en el despacho del presidente Mauricio Macri, donde terminó escuchando que el Gobierno protege a los policías que hacen las cosas bien para que no lo terminen procesando.

El viernes, sin embargo, un video difundido primeramente desde el sitio Infobae.com parece arrojar un poco más de claridad sobre el tema. En la filmación de una cámara de seguridad porteña se ve como el delincuente corre (sin armas a la vista), al tiempo que se observa a Chocobar como le dispara por la espalda.

“Exceso en la legítima defensa”, había dicho el juez Velázquez y eso es lo que el video parece venir a demostrar. Flaco favor hicieron a la por estos días alicaída imagen presidencial los que lo llevaron hasta su despacho. Hoy, el policía felicitado hasta por el presidente de la Nación está sospechado de haber violado casi todos los protocolos que un agente del orden debe aplicar y respetar al momento de entrar en acción.

Y en la Provincia, a lo mejor, va llegando la hora de revisar seriamente qué formación tienen esos policías locales a los que arma, teóricamente, para defender la ley.

 

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