Slow Food, otra relación con los alimentos

Una tendencia que surgió en Italia hace más de 30 años y que de a poco, se instala en nuestro país

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Alimentarse en el sentido de Slow Food significa comer con atención, en especial valorando la calidad y, con ello, teniendo en cuenta la procedencia de las materias primas y el modo de cocinarlas.

Slow Food surgió en Italia, cuando en 1986 se inauguró una filial de la cadena de comida McDonald`s junto a la gran escalinata de la Plaza España de Roma.

Algunos periodistas de los diarios locales organizaron una manifestación celebrando un largo festín para protestar contra la comida rápida e industrial.

Como réplica a la tendencia fast food (comida rápida), decidieron que era necesario promover la lentitud en la comida, los productos naturales, las recetas locales, y el deleite en el sentido del gusto, sin prisas.

Uno de sus objetivos es salvaguardar el patrimonio alimentario de la humanidad. El movimiento se ha ido ampliando, y hoy está presente en más de 130 países de los cinco continentes. En 2004, la FAO reconoció oficialmente a Slow Food como organización sin ánimo de lucro e instauró con ella una relación de colaboración.

Slow Food surgió en Italia, cuando en 1986 se inauguró una filial de la cadena de comida rápida en Roma

El movimiento distingue a productores, procesadores, comerciantes y gastrónomos que trabajan para comercializar los llamados “alimentos y platos del Arca”, en alusión al Arca de Noé.

Además, el movimiento, con su fundación para la biodiversidad, trabaja en pos de la conservación de la variedad de plantas cultivadas y animales de consumo.

BUENO, LIMPIO Y JUSTO

Se trata del lema que caracteriza a esta forma de concebir un nuevo modo de vida donde el gusto y la diversidad son pilares fundamentales. Bueno se refiere a las bondades del alimento para nuestro organismo, debe ser benéfico en su composición.

El concepto de limpio radica en una noción ecológica: nada que destruya la naturaleza y su equilibrio y haga mal a la salud puede ser considerado como tal. Debe ser un alimento limpio y noble para el ser humano.

Bueno, limpio y justo: es el lema que caracteriza a esta forma de concebir un nuevo modo de vida

Y lo justo se conecta con la forma de producción del alimento. Debe provenir de un campesino y sin un proceso industrial exagerado ni lleno de conservantes ni agregados”, explica Santiago sobre estas tres palabras.

Es así como esta filosofía también posee un lado socioeconómico. Se erige en la vereda opuesta a la explotación del pequeño productor y demanda precios razonables para el mismo. Se manifiesta en contra de las mega corporaciones que destruyen un esquema de producción para medianos y pequeños campesinos y son generadoras de pobreza.

En Argentina el movimiento comenzó a hacerse más popular en 2001 y hoy en día hay formalmente cerca de 1000 afiliados sin contar los cientos que se suman y practican esta forma de resaltar los sabores y colores de la vida sin dar su nombre y apellido. Se trata de un voluntariado, todo está relacionado con el querer y la vocación.

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