Tras una difícil lucha contra el cáncer murió el niño cuyo padre se tatuó una cicatriz igual a la suya en la cabeza
| 7 de Febrero de 2018 | 11:22

La foto de Gabriel Marshall recorrió el mundo hace dos años. Él y su padre, ambos de perfil, con dos cicatrices en la cabeza. La del niño, real; la de su padre, un tatuaje.
Josh Marshall tuvo esa idea para mostrarle a su hijo que no debía sentir vergüenza por la marca que la operación le había dejado. El niño por ese entonces luchaba contra un tumor cerebral que le habían diagnosticado en 2015.
Gabriel llevaba muy mal desde la última semana de enero. Al despertarse, su comunicación no era coherente y al mirarle a los ojos su padre dijo que parecía como si "no estuviera ahí", según una publicación anterior de Josh en Facebook en la que pedía que rezaran por su hijo.
Tras una difícil pelea, Gabriel murió. Su padre publicó varias fotos junto a un conmovedor texto de despedida en Facebook.
"Tengo el corazón roto. No solo he perdido a mi hijo, sino también a mi mejor amigo", afirma antes de explicar que Gabriel sufría dolores muy fuertes desde hacía más de una semana y que el pasado domingo tuvo que llevarlo a urgencias porque tenía paralizada la parte izquierda del cuerpo. "El lunes se levantó sin ganas y, sin embargo, el encuentro con un amigo camino del médico le hizo animarse. Tanto que, al salir de la clínica, pidió a su padre que le llevara a Toys 'R' Us. Fue camino a casa, tras haber comprado una pistola de juguete, cuando Gabriel empezó a sentirse cansado. Se quedó dormido en el coche y, cuando su padre fue a despertarlo, no abrió los ojos". Josh selló la dolorosa despedida con un "Hasta luego, bebé".
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