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Espectáculos |Propagó carcajadas por los hogares argentinos durante décadas

Adiós a Emilio Disi: una sonrisa de barrio que hacía reír hasta a los que no querían

El intérprete de películas de culto para generaciones enteras como “Los bañeros más locos del mundo” murió a los 75 años, tras una dura batalla contra un cáncer

Adiós a Emilio Disi: una sonrisa de barrio que hacía reír hasta a los que no querían

emilio disi, el año pasado, recibiendo emocionado y feliz, el premio Carlos “especial del jurado” / archivo

15 de Marzo de 2018 | 04:21
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Hizo llorar a generaciones de adolescentes y adultos con su humor barrial. Y ayer, los hizo llorar: el popular actor Emilio Disi falleció en el Instituto Fleming del barrio porteño de Belgrano a los 75 años, víctima de un cáncer de pulmón contra el que venía luchando desde hace un año.

“Tengo cáncer de pulmón, es una mierda lo que estoy viviendo”, había contado el actor, de inmortal dupla junto a Guillermo Francella y Susana Giménez, en octubre del año pasado: la enfermedad lo obligó a visitar seguido el hospital en los últimos meses de vida, y a abandonar la temporada teatral veraniega que planeaba en la costa atlántica.

Disi y su humor siempre estuvieron recargados de barrio porteño, un humor feliz, juguetón, a veces lindante con lo chabacano y a veces desternillante a pesar del espectador; esa barrialidad tiene su causa, ya que el actor nació en el barrio porteño de San Cristóbal el 2 de enero de 1943 bajo el nombre de Emilio Roberto Parada. Hijo de los españoles José Luis Parada y Pura Yáñez, empleado municipal él y modista ella, desde muy joven se sintió atraído por las luces de los escenarios, a los que accedía gracias a su hermano mayor, Pepe Parada, promotor y productor de espectáculos de revista, fallecido en 2003.

Pero contrariamente a lo que sucede con algunos cómicos y humoristas de su generación y anteriores, y contrariamente a la imagen que se forjó de él como un cómico de humor popular, Disi disponía de enorme información sobre el teatro clásico universal y era un hombre que podía mantener conversaciones profundas y documentadas porque, aunque pocos lo supieran, egresó del antiguo Conservatorio de Arte Dramático. Hizo sus primeras armas en “Don Gil de las calzas verdes”, de Tirso de Molina, “Stéfano”, de Armando Discépolo, y “El discípulo del diablo”, de Georges Bernard Shaw, con dirección de Carlos Gorostiza. Ya famoso, en 1991 fue relator del cuento sinfónico para niños “Pedro y el lobo”, de Serguei Prokófiev, en el Teatro Colón. Pero “un día hice una comedia, me gustó y seguí con eso, pero yo no le cierro la puerta a nada: ni a una obra dramática, ni a dirigir ni a producir”, confió en una antigua entrevista.

Y aunque el público lo catalogó siempre como actor cómico con la mencionada tendencia a lo popular -muchas veces en sociedad tanto en televisión como en teatro con quien fue su esposa durante 18 años, Dorys del Valle-, Disi sorprendió con trabajos fuera de su registro, como el extraviado mafioso que está a punto de violar a Andrea Tenuta en “La búsqueda”, el filme de Juan Carlos Desanzo rodado en 1985.

EN PANTALLA

En esa tesitura, en 2014 interpretó al juez Morales en “Muerte en Buenos Aires”, de Natalia Meta, un papel absolutamente alejado del humor, y en “Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo” (2011), experimento del dúo Cohn y Duprat, donde personificó a un marido más que gris.

Aunque rescatado por estos cineastas que crecieron con sus películas, su carrera en el cine había comenzado a sus 25 años, cuando hizo un papel secundario en “Humo de marihuana”, de Lucas Demare; siguió con “Somos los mejores”, de Federico Padilla, una cinta de particular valor para los platenses, ya que retrata a un grupo de porteños que viaja para presenciar el partido final de fútbol por la Copa Intercontinental de 1968 entre los equipos de Estudiantes de La Plata y de Manchester United.

Disi llegaría a trabajar con Leonardo Favio y, por primera vez, con Su, en 1969, en la cinta musical “Fuiste mía un verano”, dirigida por Edy Calcagno. Pero sería siete años después cuando terminaría de perfilar su identidad de comediante con “La aventura explosiva”, de Orestes Trucco, condición reiterada en “Los hijos de López” (1980), versión para pantalla grande del éxito televisivo de Hugo Moser, y en “Los reyes del sablazo” (1983), junto a Jorge Porcel y Alberto Olmedo.

Tras trabajar con estos dos astros del humor, le tocaría brillar por cuenta propia al dar inicio a la célebre saga “Los bañeros más locos del mundo” (1987), junto a un elenco variopinto integrado por Berugo Carámbula y Gino Renni, entre otros, seguida por “Bañeros II, la playa loca” (1989), donde se agregó Guillermo Francella, y continuada años después por “Bañeros III, todopoderosos” (2006) y “Bañeros 4: Los rompeolas” (2014).

Aquellos ochenta eran los días de “Brigada explosiva” y “Brigada explosiva contra los ninjas” (ambas de 1986), y de títulos referidos a éxitos extranjeros y con guiones imposibles, como “Los matamonstruos en la mansión del terror” (1987), “Los pilotos más locos del mundo” y “Las locuras del Extraterrestre” (ambas de 1988), “Los extermineitors” (1989), y “Extermineitors II, la venganza del dragón” (1990), cine bizarro que se volvería de culto para toda una generación.

SOBRE TABLAS

Disi brilló en teatro, un medio que se convirtió en su casa en el siglo XXI. En los teatros de la avenida Corrientes y en las temporadas veraniegas protagonizó éxitos de corte bien popular como “Mi mujer se llama Mauricio”, “¿Y dónde está el mafioso”, “Qué gauchita es mi mucama” o “La noche de las pistolas frías”, junto a piezas más refinadas como “El tenor”, “Operación Manos”, de John Chapman y Michael Pertwee, o “Querido señor New York”, de Bop Marret y Grant. Y aunque las críticas no siempre le fueron del todo positivas, tuvo casi siempre formidables éxitos de público.

De éxito masivo en cine y teatro, también brilló en TV: compuso una exitosa pareja junto a Dorys del Valle, con quien protagonizó decenas de comedias y programas al estilo “Los Campanelli”; acompañó varios años a Susana Giménez en su sketch “Susana Spadafucile”; brilló en la tira cómica “Stress”, libretada por Juan Carlos Mesa, y en la mítica “Brigada cola”, especie de resumen de aquellos años de humor de fines de los 80 y principios de los 90.

Al encontrarlo la muerte, el actor estaba acompañado por su hijo Emiliano, su pareja Elvira, su hija del corazón Laura Ferrer y varios amigos. Sus restos eran velados anoche, y partirán hoy a la mañana al Cementerio Jardín de Paz de Pilar, donde será enterrados.

Contrariamente a la imagen que se forjó de él como un cómico de humor popular, Disi disponía de enorme información sobre el teatro clásico universal: interpretó piezas de Tirso de Molina, Armando Discépolo y Georges Bernard Shaw, pero “un día hice una comedia, me gustó y seguí con eso”

 

 

 

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