Una elección que suma cada vez más jóvenes

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“Estamos llegando a un momento en que más personas, sobre todo jóvenes, se suman al veganismo y al vegetarianismo. Esto sucede en muchos países del mundo, pero también en la Argentina”, dice Anne De Lessio-Parson, una socióloga norteamericana que en 2016 realizó la primera encuesta sobre esta temática en nuestra ciudad”.

“Me interesaba mucho el tema de cómo ser vegetariano comienza a desestabilizar los espacios culinarios en Argentina, un país donde el hecho de comer carne no es sólo una elección alimentaria sino también una ceremonia o una manera de compartir”, explica Anne -ella misma vegetariana desde hace más de veinte años-, quien decidió convertir esa inquietud en la base de sus tesis doctoral.

Como pudo observar Anne a través de decenas de entrevistas a vegetarianos y veganos platenses, “muchos reconocen que su elección abre una brecha con sus parejas cuando éstas no lo son también, que tiende a aislarlos en las reuniones sociales y que se ven obligados a renegociar a qué comidas asisten y a cuáles no. Y es que mientras que algunos de ellos directamente no van a asados, otros aceptan compartir, no la comida, pero sí la ceremonia, que además es un espacio muy identificado con la masculinidad”.

Pero más allá de una elección individual, -reconoce Anne- el vegetarianismo le interesa por el desafío de sustentabilidad que enfrenta hoy la población mundial. “Con 7.400 millones de habitantes en el mundo, el consumo creciente de carne constituye a la larga una amenaza, porque su producción es la que más huella genera a nivel ambiental”.

 

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