La economía consolida el crecimiento, pero la sequía genera grandes interrogantes

Las proyecciones estiman que este año se volverá a recuperar la actividad, pero con menos pujanza que el año anterior

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El PBI se expandió en 2017 ya que la publicación de los datos de las cuentas nacionales por parte del INDEC confirmó lo anticipado por el Estimador Mensual (EMAE) del organismo: la economía dejó atrás la recesión de 2016 y creció un 2,9% en 2017. Así, se corrigió al alza el primer trimestre y a la baja el segundo y el tercero, con el cuarto marcando una leve aceleración.

LA INVERSIÓN COMO MOTOR

Un informe de la consultora Management & Fit sobre la base de los datos del organismo estadístico oficial da cuenta que la inversión privada fue el componente más dinámico (11% anual de crecimiento), con la inversión en maquinaria y la construcción como estandartes (14% y 12%, respectivamente).

El consumo privado realizó un buen aporte (3,6%), mientras que el empuje del consumo público fue menor (2%).

En cambio las exportaciones netas directamente tiraron hacia abajo el Producto. Aunque la mayoría de los sectores se expandieron, la variación no fue homogénea. Entre los sectores más dinámicos se encuentran la Pesca (14%), Construcción (10%) y los Servicios financieros (5%).

En el otro extremo, los de peor desempeño fueron Minería (con baja de 3%) y Electricidad, gas y agua (1%).

TENDENCIA POSITIVA

Datos recientes confirman la continuidad del crecimiento. El Índice General de Actividad de Ferreres anotó una expansión de 4,5% anual en enero, mientras que el volumen de importaciones (indicador ligado a la actividad en general) subió 26% en febrero. Ambos indicadores, además, mantienen el buen desempeño que se vio en registros anteriores.

Si se analizan indicadores más específicos a cada componente, en general se observan datos alentadores, sobre todo en lo que refiere a la inversión.

Por otra parte, en lo que es un giro positivo, las exportaciones están comenzando a repuntar, aunque habrá que monitorear el impacto de la sequía.

Las proyecciones apuntan a un buen 2018, aunque el optimismo cedió terreno. Las expectativas de los analistas apuntan a un segundo año consecutivo de expansión, lo cual rompería con el ciclo de alzas y bajas alternadas que viene desde 2011.

Específicamente, la proyección de consenso es de 2,7% anual, con un rango que va de 1,8% a 3,8%. De todos modos, las estimaciones de bancos y consultoras han ido corrigiéndose a la baja. En diciembre se esperaba un crecimiento de 3,2% para 2018, porcentaje que se recortó a 3% en enero y al mencionado 2,7% de febrero.

Incluso desde el gobierno empezaron a barajar (extraoficialmente) proyecciones de crecimiento más bajas que el 3,5% plasmado en la Ley de Presupuesto.

Las dudas surgen por el impacto de la sequía sobre el nivel de actividad. El estrés hídrico está afectando seriamente a las condiciones del suelo, complicando las perspectivas de cosecha de soja y máiz.

Tanto la Bolsa de Cereales de Buenos Aires como la de Rosario redujeron sensiblemente sus proyecciones de cosecha.

Ahora se espera una producción de 40-42 millones de toneladas de soja (22/23% menos en relación a la estimación inicial de cada entidad) y 32-34 millones de toneladas de maíz (17/20% menos). Aunque la magnitud del impacto sobre el PBI aún no puede precisarse con exactitud.

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