Viaje a Malvinas: las familias platenses que podrán despedir a sus seres queridos

Integran la comitiva de 240 familiares de soldados que el año pasado fueron identificados. Viajaban en la madrugada rumbo al cementerio de Darwin. La emoción de un día histórico

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El canciller Jorge Faurie despidió ayer a los familiares de los soldados caídos en la guerra de Malvinas, antes del viaje que durante la madrugada de hoy emprendían rumbo al cementerio de Darwin en las islas, para agradecerles su apoyo y asegurarles que la de hoy será “una jornada conmovedora para todos los argentinos”.

A bordo de tres aviones que partirían en la madrugada desde Ezeiza, unos 240 familiares de 90 soldados sepultados en Darwin partían hacia el cementerio ubicado en la Islas Malvinas donde, por primera vez, verán sus tumbas identificadas con nombre y apellido, placas que serán colocadas en medio del homenaje que se les rendirá tanto a los soldados argentinos como a británicos caídos durante el conflicto, con una oración religiosa y honores militares.

Las viejas lápidas de granito negra con la inscripción “Soldado argentino solo conocido por Dios” ya fueron traídas al continente para ser distribuidas entre los museos y recordatorios de Malvinas que existen por todo el país.

LAS FAMILIAS PLATENSES

Ayer, embargados por la emoción, cinco familias platenses aguardaban en el Hotel Presidente de la capital federal el momento de partir junto a familiares de otros soldados, con quienes compartían un retiro espiritual.

Allí estaban los familiares de Carlos Alberto Hornos, Ricardo Horacio Herrera, Pedro Horacio Vojkovic, Nestor Miguel Gonzalez y José Luciano Romero, cinco héroes de nuestra región que durante 35 años estuvieron enterrados en una tumba sin nombre.

De ellos, Néstor Miguel González era el segundo de seis hermanos de una familia de Ensenada, aunque él había nacido en La Plata, y trabajaba en una compostura de calzados cuando en abril del 82, a sus veinte años, salió del Regimiento 7 hacia Malvinas junto a decenas de otros chicos que en ese momento estaban haciendo el servicio militar. Aquella tarde fue la última vez que lo vieron sus padres. Murió en las Islas a pocos días de que terminara la guerra. Su cuerpo fue uno de los 88 identificados recientemente en el cementerio de Darwin gracias a un acuerdo bilateral entre el gobierno británico y nuestro país.

También recordaban ayer sus familiares a Pedro Vojkovic, quien tenía 19 años en 1982 cuando se subió al camión del Ejército que salió del Regimiento 7 rumbo a las Islas Malvinas. Integraba la Compañía A, que se emplazó en las afueras de Puerto Argentino en una zona llamada Wireless Ridge. Cinco días antes de terminar la guerra, desesperado por el hambre, Pedro fue junto a otros tres soldados en busca de comida, pero al cruzar el río Murrell, la quilla del bote en el que viajaba el grupo aplastó en la orilla una mina antitanque de las fuerzas argentinas, y los cuatro muchachos murieron en el acto.

Historias similares eran recordadas ayer acerca de los restantes soldados platenses que heroicamente entregaron su vida y a quienes recién hoy, 36 años después, sus familiares podrán despedir.

UN DIA HISTORICO

“Nada va a cambiar la historia, pero de algún modo va a tener otro valor arrodillarse frente a la tumba de la persona que amamos. No es lo mismo rezar frente a una lápida que dice ‘soldado desconocido’, que ante el nombre del hombre que fue nuestro padre, hijo, hermano u esposo”, dijo ayer María Fernanda Araujo, presidenta de la Comisión de Familiares de Caídos.

La comitiva llegará hoy a la base militar de Mount Pleasant, desde donde partirán rumbo al cementerio, ubicado a unos 37 kilómetros hacia el oeste.

“Los muertos no mueren, sino que viven dentro de nosotros. Han pasado casi 36 años, pero ningún argentino ha olvidado su heroísmo y mañana (por hoy) los familiares tendrán un momento que ayudará a acercarlos a los seres queridos que ya no están”, señaló el canciller.

También, los familiares agradecieron a la secretaría de Derechos Humanos de la Nación y a Cancillería la posibilidad que les brindaron “de volver a tener alivio”.

“Queremos que esto sea un ejemplo para los argentinos continentales de que el diálogo sirve para unir”, afirmó Araujo, para quien la mayor emoción será de las madres de los soldados muertos.

“Son ellas las que hicieron el esfuerzo más grande y van a poder reencontrarse con sus hijos a 36 años del último día que los vieron en el lugar exacto donde ellos descansan ahora”, afirmó la hermana de Eduardo, uno de los soldados identificados el año pasado, quien recordó que este trabajo de reconocimiento “fue posible gracias al diálogo”, y expresó su voluntad de que “ahora nuestros isleños tengan confianza y podamos crecer juntos”.

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