La encrucijada de quien fue un líder influyente en el mundo
Edición Impresa | 27 de Marzo de 2018 | 03:37

San Pablo
El obrero que venció al hambre y condujo a Brasil a la cima, o el jefe de una de las mayores tramas corruptas de la historia: nadie es indiferente a Luiz Inácio Lula da Silva (72), ahora más cerca de la cárcel que de la presidencia en un país dividido.
El horizonte de quien Barack Obama calificaba hace una década como “el hombre” se oscureció aún más ayer, cuando un tribunal de apelación de Porto Alegre confirmó su condena a 12 años y un mes de prisión por corrupción y lavado de dinero.
El fallo, que confirma a Lula como el padrino de la enorme trama corrupta de Petrobras, deja malheridas sus aspiraciones de regresar en las elecciones de octubre próximo a la presidencia que ostentó entre 2003 y 2010.
Pero el ex tornero mecánico que piloteó el milagro económico de Brasil ya ha burlado varios finales durante su larga carrera. Favorito en las encuestas, Lula se considera víctima de un “pacto diabólico” de las élites para impedir que gane las elecciones de octubre, en una guerra que comenzó en marzo de 2016 con la policía despertándolo al alba para llevarlo a declarar.
Ya no hubo vuelta atrás en una tensa escalada que dejó en julio pasado su primera condena a casi diez años de cárcel, después de que el aplaudido juez Sergio Moro lo considerara beneficiario de un lujoso departamento ofrecido por una constructora a cambio de contratos en Petrobras. “Cuando era niño conocí el hambre y nunca osé robar ni una manzana. ¿Cómo podría robar un departamento?”, desafió Lula entonces.
Con otros seis procesos abiertos, la confrontación ha resucitado al combativo líder sindical que no paró hasta saltar de la fábrica al palacio de Planalto; pero los escándalos y la crisis han oxidado aquel histórico 87% de popularidad con el que dejó la presidencia en 2010.
Llegar al Planalto no fue tarea fácil para Lula en 2003. Fue derrotado previamente en tres ocasiones como candidato presidencial del Partido de los Trabajadores (PT), que él mismo cofundó en 1980.
El político al que la revista Foreign Policy calificó una vez como una “estrella del rock de la escena internacional” atraviesa hoy un momento aciago, que para algunos expertos parece ser el ocaso de una extensa trayectoria política. (AFP)
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