De la sorpresa a la bronca, en un escenario de descontrol

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Los chicos que fueron demorados ayer y otros que participan en este tipo de cadenas de delitos son ampliamente conocidos en el Centro: por los comerciantes, que los padecen a diario; por la Policía, que los lleva de la calle a la comisaría y de ahí a su casa en un camino sin solución de continuidad; y por los profesionales del área e niñez Municipal, que conocen los antecedentes familiares de la mayoría, los barrios donde viven, y -según sostienen- intentan sacarlos de la calle en diálogo con padres que, en casos, poco pueden ofrecer. Todos coinciden en que son chicos en riesgo. Mientras tanto, el Centro vive jaqueado por el delito desde hace meses. De día y de noche. Con fastidio, en los negocios repiten el pedido de vigilancia como un mantra gastado por la reiteración.

 

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