“Vergel”: la multifacética Kris Niklison firma una oda al dolor para el lado derecho del cerebro
Edición Impresa | 10 de Abril de 2018 | 04:28

Kris Niklison, que hace siete años sorprendió con “Diletante”, su ópera prima, un documental muy particular con eje en su madre, estrenó el año pasado, después de un largo recorrido personal en el teatro físico, abordando técnicas acrobáticas y danza, “Vergel”, que volverá a verse este sábado a las 22 en el Pasaje Dardo Rocha, en el marco del Ciclo M: Cine por nosotras.
“Vergel” toma un momento en la vida de su protagonista, una brasileña que llega a Buenos Aires con su pareja para vacacionar, que aquí mismo sorpresivamente enviuda y para resolver los trámites que exige la repatriación del cuerpo, debe permanecer en el departamento que ocupa, hasta poder emprender la vuelta. En ese lugar, con un inmenso balcón aterrazado y colmado de vegetales, vivirá una experiencia nunca pensada con una vecina, que la ayudará a sobrellevar ese momento de angustia, esa sorpresa que el destino le tenía preparada, para la que nunca nadie está listo, una extrañeza que ella dejará en ese lugar.
Niklison logra su meta de construir una historia a partir de sentimientos que nacen y crecen como el verde y las flores multicolores de esa terraza, experiencias que pueden cambiar la perspectiva de vacío, que hacen repensar muchas de las cosas de las que uno creía estar convencido, que ayudan a poder seguir viviendo, incluso en el recuerdo.
La directora acredita una trayectoria apasionante, tanto como acróbata, actriz y teatrista, en más de veinte países, desde haber participado del Cirque du Soleil hasta trabajar a las órdenes de Peter Greenaway, parte de una currícula extensísima. Además de haber escrito el guión y dirigir, Niklison también se hizo cargo de la cámara y la fotografía de “Vergel”, que tiene dos actuaciones sobresalientes de la brasileña Camila Morgado (la Noemia Buarque Queiros de “Avenida Brasil”), y de la argentina, e internacional, Maricel Álvarez (”Biutiful”, “Días de vinilo”, “Las insoladas”), con música de Arrigó Barnabé. También están las voces de Daniel Fanego y de Daniel Aráoz, el segundo en un personaje que tiene varias intervenciones.
“Todavía no había estrenado “Diletante” cuando escuché la palabra vergel por primera vez”, relata Niklison sobre el origen del filme: en ese momento, jura, vio “la película entera”. La definición de “vergel”, huerto florido y frutal, tiene que ver con un balcón terraza pero también, con la experiencia inesperada de esta mujer en medio de una crisis. “La película es un vergel en sentido literal y figurado”, explica la artista, y afirma que su protagonista “no ve su futuro, está sumergida en el presente, como si el tiempo se dilatara en ese dolor, en ese duelo”.
Rodado en un departamento y un balcón, “el límite es un aliado del artista”, garantiza la directora. “El espacio reducido me obligó a explorar en profundidad cada detalle. Fue increíble ver cómo el departamento se desdoblaba a medida que investigaba”. En esa puesta, el sonido cumple “un rol crucial”, con las voz de Fanego “cumpliendo una función narrativa”, la de Aráoz una función “disruptiva” y, además, con música del genio brasileño Arrigo Barnabé: “La música de la película transita entre lo diegético y lo no diegético. Por momentos proviene del vecino pianista, por momentos el mismo tema es incidental. Eso tiene que ver la sensación de irrealidad de la mujer. ¿Qué está sucediendo de verdad o qué proviene de la imaginación de la mujer?”.
Allí se encuentra una de las claves de la cinta, “una oda al dolor”, según definición de Niklison, que navega entre la realidad y la subjetividad. “Es una película que apunta al lado derecho del cerebro del espectador (el lado derecho del cerebro se encarga de los sentimientos, emociones y creatividad). Aquí no importan los hechos, importan los sentimientos. Las hechos pueden variar de una persona a otra, pero los sentimientos son universales”.
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