La espera dulce y hot: fotos de embarazadas desnudas, ¿sí o no?

Días atrás fue Adabel Guerrero la que reabrió la polémica en las redes con una imagen “cuidada” en la que se le veía todo. ¿Ternura maternal u erotismo oculto?

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La foto de Ximena Capristo amamantando, desnuda, generó polémica la semana pasada, con opiniones a favor, que alegaban que se trataba de una foto tierna, y otros más duros en contra, que la calificaban como una obscenidad. Y apenas días después fue Adabel Guerrero que, embarazada y casi a punto de dar a luz, subió una foto a sus redes en la que se la muestra como Dios la trajo al mundo, apenas tapadas sus partes pudendas con sus manos, mostrando su súper panzota a punto de estallar, la que generó otro debate, de similares cuestionamientos.

Sabiendo lo que iba a generar, la vedette platense abrió el paraguas de entrada y al subir la foto se atajó.

“Ya sé que estoy desnuda y muchos me criticarán (y a los que lo hagan, los bloqueo por pelot…), pero a mí me pareció una hermosa foto. La naturaleza en su máxima expresión. La mejor figura que he tenido. Mi mejor estado. Mi mejor momento. #Lola”, escribió, anhelando la llegada de la bebé, que espera fruto de su amor con el empresario Martín Lamela, tras nueve años de relación.

Y no se equivocó porque las balas le pegaron más que cerca.

En contra: “Embarazada, con qué necesidad de mostrarse así? Qué mina, loco, eh!”; “Qué necesidad desnuda en la foto, horrible. Me parece que sos grande para una foto así como si fueras una pendeja”; “te bancaba pero me desilusionaste”; “Vestite nena que la dulzura de la llegada de un hijo es otra cosa”.

A favor: “Nacimos así, morimos así y damos luz así. Es la misma naturaleza”; “No hagas caso a las críticas, estás hermosa”; “Las curvas más lindas”; “Como padre de tres te digo, no hay nada más lindo que una mujer embarazada, es claro ejemplo de la vida misma, te felicito”.

Pero este no es tema de debate actual. Cada vez que una famosa está en la dulce espera, las revistas del corazón las tientan para ser la portada de la típica foto sensual en la que se muestran en paños menores.

El mismo rechazo causaron, años atrás, las fotos de María Fernanda Callejón, a cuatro meses del embarazo de su primogénita. En ese entonces tenía 48 años y posó completamente desnuda, con su marido, el platense Ricky Diotto, abrazándola.

A Flor Peña la criticaron de lo lindo cuando hizo aquella recordada producción en Salta, apenas cubierta por una túnica.

Tampoco se salvó Jésica Cirio que, aún con pantalones, recibió alguna que otra crítica, cuestionándole la necesidad del destape en este momento de su vida, lejos de las tablas, del brillo y del quilombo.

En el embarazo de su segundo hijo, Victoria Vanucci causó revuelo aunque, auténtica, manifestó su intención: “La belleza es una cuestión de actitud. Aún embarazada, nunca resigné mi parte más sensual”. Las fotos no gustaron demasiado y la mujer de Garfunkel fue blanco de críticas por su exposición.

Más artística fue la foto de Brenda Gandini, a los ocho meses de embarazo, de su segundo hijo. La imagen sólo recibió elogios. Nadie vio perversidad en la foto a diferencia de la de Adabel. ¿Tendrá que ver con quien pose? ¿Discriminará la sociedad entre actrices y modelos? ¿Lo cool es más tierno que lo no cool? De dobles estándares está minado el universo.

 

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