Aunque hoy existen drogas muy efectivas no todos acceden a ellas
Edición Impresa | 22 de Abril de 2018 | 06:24

“Se dice que las arritmias son tan viejas como el corazón porque es una patología que aumenta con la edad: se calcula que una de cada cuatro personas mayores de 50 años puede tener una Fibrilación Auricular a lo largo de su vida.
Frente a estos casos lo que se busca es volver al paciente a su ritmo normal; y cuando esto no es posible la indicación en la mayoría de los casos es anticoagularlo (hacer que su sangre sea menos espesa) para evitar el principal riesgo, que es la formación de coágulos que al desprenderse del corazón puedan causarle un accidente cerebrovascular.
Antes a los médicos nos costaba mucho anticoagular porque los fármacos disponibles podían producir complicaciones. Pero en este campo ha habido en los últimos años una revolución gracias al surgimiento de una nueva generación de anticoagulantes orales, mucho más efectivos y seguros. Hoy tengo por ejemplo un paciente de 88 años anticoagulado, algo que hubiera sido impensable hace apenas una década atrás.
A pesar de que los anticoagulantes orales reducen significativamente el riesgo de sufrir un ACV, el acceso a ellos resulta aún muy desigual. Estimaciones hechas en base a pruebas especificas han demostrado que el hecho de que un paciente con Fibrilación Auricular esté bien tratado depende de su accesibilidad a los centros de salud, como sucede también con la diabetes, la hipertensión y la obesidad.
Por otra parte, las obras sociales no siempre los cubren. Los médicos debemos aplicar una tabla para evaluar el riesgo que tiene cada paciente de sufrir un ACV y el financiador decide en base a ello si le cubre o no la medicación. Por eso la posibilidad de acceder a estos nuevos fármacos está relacionada también con la edad, con el hecho de sufrir hipertensión arterial, diabetes o haber tenido ya un accidente cerebrovascular”.
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