Al final, la tercera recorrida fue la vencida, y todo salió a pedir de Boca

Vergonzosa suspensión en el Bosque. Tello había dado el okey tras caminar por el campo de juego por segunda vez. “Pese al agua que cayó es impresionante lo que resiste”, dijo. Minutos después, lo suspendió

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Por WALTER EPÍSCOPO
wepiscopo@eldia.com

Un verdadero papelón se vivió en la mañana de ayer en el Bosque. Gimnasia-Boca fue suspendido en circunstancias que no quedaron para nada claras. El campo de juego del Estadio “Juan Carmelo Zerillo” estaba impecable a pesar de la lluvia que nunca paró.

Es que el árbitro designado para el encuentro, Facundo Tello, recorrió el campo de juego dos veces y aseguró que estaba bien y el encuentro se jugaría. Pero increíblemente, a 15 minutos del inicio del partido, salió junto a sus colaboradores por tercera vez a recorrer la cancha (para ese entonces la lluvia era muy tenue) y lo suspendió.

Para ese entonces, los arqueros ya trabajaban en ambos arcos (Martín Arias y Durso en el de 60 y Rossi y Sara en el del Bosque); y en la cancha de tenis de cemento cercana a los vestuarios los planteles realizaban la entrada en calor.

Tello salió de otra manera esa tercera vez a recorrer el impecable campo de juego, donde entre otras cosas ya estaba la manga, y hasta los banners de la Superliga de Fútbol colocados.

Nada hacía presumir la decisión que tomaría luego, aunque los rumores pasadas las 10:30 eran muchos. Periodistas de Capital Federal cercanos a la dirigencia Xeneize aseguraban en la zona de vestuario que se podría suspender. Y cuando el río suena...

Estaba claro. No es una semana fácil para Boca que viene de perder de local por Copa Libertadores, y el próximo miércoles se juega ante Junior, en Colombia, la clasificación. A esa altura en el vestuario visitante nadie quería jugar.

Mientras tanto, la gente que había salido de sus hogares siguiendo por televisión y radio que el partido se jugaba, arribaba a la cancha ilusionada. Pero esto no duraría demasiado... Tello lo suspendería, y la delegación de Boca en cuestión de minutos se retiró del Estadio.

CRÓNICA DE UNA MAÑANA VERGONZOSA

El árbitro llegó pasadas las 9 al Bosque, tras cambiarse, ingresó al campo de juego por primera vez cerca de las 9:30 junto a sus colaboradores. Aún con el Estadio vacío y un terreno impecable.

Minutos después llegaron los planteles, y algunos integrantes del cuerpo técnico visitante como el Mellizo Gustavo y el Pata Pereyra salieron también a ver cómo estaba la cosa.

La segunda salida del juez para ver como estaba el campo es a las 10:15, apróximadamente. Hasta ahí, estaba todo “okey”, e inclusive desde adentro del campo Tello declaraba muy tranquilo, “pese al agua que cayó es impresionante lo que resiste el campo de juego. Por ahora se juega”.

La gente comenzaba a llegar lentamente. Algunos se quedaban en la zona de los Jardines. Otros debajo de alguna Ochava por que si bien llovía menos, había que resguardarse.

“La cancha nos propone jugar”, comentaba el árbitro, quien remataba, “en este momento la cancha está para jugar el partido”, y se metía en el túnel rumbo a su camarín. Y ese lugar, minutos después sería escenario de una reunión clave.

Eran las 10:30, y los jugadores de Boca recién salían del vestuario para hacer la entrada en calor en la cancha de tenis de cemento, donde Gimnasia ya estaba desde hacía unos minutos.

En el vestuario del árbitro se reunieron ambos técnicos, Darío Ortíz y Guillermo Barros Schelotto; los dos capitanes, Fabián Rinaudo y Santiago Vergini; y Gabriel Pellegrino como presidente albiazul y el secretario general Xeneize, Christian Gribaudo, para determinar qué se hacía teniendo en cuenta el campo de juego y el clima.

De repente apareció en escena Juan Manuel Lugones, titular de A.Pre.Vi.De., sin mucho que ver en la reunión ya que no se discutía nada de seguridad, sino sobre el estado del terreno de juego.

Lo cierto es que allí se terminó de definir todo. A Boca no le hacía gracia jugar y le venía a las mil maravillas que se suspendiera teniendo en cuenta la semana convulsionada que tuvo y el viaje a Barranquilla en las próximas horas.

Múltiples llamados a “pesos pesados” que manejan el fútbol argentino y directivos que se jactaron luego de hacer “guiños” cómplices, dando a entender que las cosas salieron como querían.

El partido se suspendió tras un par de llamados. Tanto “cortan el bacalao” (como se dice comúnmente), que hasta al mismo tiempo y sobre la marcha se sugirió una nueva fecha para jugar el partido. El miércoles 9 de mayo, en horario a definir, en la previa a la última fecha.

Exáctamente media hora después de aquel “okey”, el juez Tello salía al campo del Bosque por tercera vez, y caminaba como buscando algún charco que le diera un poco de sustento a lo que debería explicar. La tele hacía lo propio. La gente se dio cuenta y empezó a gritarle de todo al árbitro. “No lo vayas a suspender eh...”, gritaba un hincha desde la Techada.

La planilla con los equipos confirmados ya estaban, pero sería parte de la puesta en escena. Tello bajó el pulgar. La suspensión era un hecho.

Eran las 10:47, en solo media hora todo había cambiado, y a minutos del inicio del juego. Pasaron diez minutos, y la delegación Xeneize ya estaba arriba del ómnibus lista para irse.

El colectivo salió marcha atrás y se perdió por Avenida 60 rumbo a la rotonda de 122.

Eran las 11:10, y los jugadores del Lobo también se retiraban del Estadio, pero con evidente cara de fastidio.

Algunos al pasar decían que el campo se veía bien, pero en algunos sectores la pelota no picaba o no corría bien.

“Sos c...., sos c...., Boca sos c....”, cantaba la gente que se iba mojada y enojada.

A todo esto, en medio de declaraciones de “quisimos pero”, “fue lo mejor”, “si empezábamos a los diez minutos por ahí teníamos que pararlo”, “que fue un acuerdo de clubes y los jugadores”, aparecía Lugones y tiraba como opción que el 9 de mayo se podría jugar en el Estadio “Ciudad de La Plata”.

A metros de allí, el propio Pellegrino lo descartaba de plano. “Ahora el partido se va a jugar en el Bosque”, decía.

Los efectivos policiales hacían una larga fila para cobrar el operativo de un partido que no se jugó y pagará Gimnasia. “Poné los fideos que ya vamos a almorzar”, decía un hincha por teléfono, y encaraba la Avenida ya desierta.

 

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