“Tejen”: Pesadillas opresivas y cuerpos en descomposición en una experiencia cinematográfica visceral
Edición Impresa | 4 de Abril de 2018 | 03:29

Tras un interesante periplo festivalero, que incluyó el premio Blood Window, entregado a las producciones de género, en el Festival de Mar del Plata de 2014, “Tejen”, ópera prima y tesis de grado en la carrera de cine de la Facultad de Bellas Artes del platense Pablo Rabe, tendrá su estreno en Espacios INCAA mañana, a las 17.30, en el Cine Select del Pasaje Dardo Rocha, donde se podrá ver hasta el miércoles 11.
La cinta, que “empezó siendo de un género más declaradamente fantástico, y fue mutando a una narración más experimental”, sigue a Oscar, un zapatero que mientras pequeña niña (¿su hija?) que roza a la muerte y se conecta con algo oculto bajo la tierra, comienza a sufrir una serie de intensas alucinaciones y pesadillas.
“Es una película que trabaja más lo sensorial, y el punto de vista del personaje, que una estructura más clásica”, analiza Rabe en diálogo con EL DIA, quien convirtió el filme e una proyección del espacio mental torturado del protagonista que asiste todo el tiempo a un cuerpo enfermo que parece ser su hija: “La película transita su sacrificio al sostener ese cuerpo y las consecuencias en forma de pesadillas que tiene el personaje: es una cinta con muchas secuencias de sueños, oníricas, que van contando el conflicto interno del personaje, cómo procesa el enfrentamiento con la enfermedad y la muerte”.
Así, “Tejen” “navega los sueños y las obsesiones del personaje” proponiendo al espectador una inmersión en el universo onírico y opresivo de Oscar, descomponiendo las fronteras entre lo real y lo imaginado. “La palabra descomposición es clave”, accede Rabe, porque “la película pone en escena que somos carne, somos materia, y estamos sujetos a una inevitable descomposición”.
Rabe propone un paulatino ingreso en ese universo de pesadillas y cuerpos en descomposición, pero, dice, contrario a “esa idea” del cine independiente o experimental al que se tilda de inaccesible. “Al contrario, ‘Tejen’ va a lo visceral, aunque hay que animarse a eso que es perturbador, porque es como una película de terror: te entregás a una sensación que no es placentera”.
EL LENGUAJE VISUAL
Rabe opina que uno de los aspectos que incomoda es que el cine se ha vuelto prosaico, las poéticas visuales achatadas por el mainstream: “Lo más comercial siempre es lo más digerible, preseteado, masticado de antemano: es más fácil el acceso. Por eso, las películas que se corren de eso presentan un desafío, pero proponen algo nuevo y fresco”, dice, una tendencia natural en Rabe, que, con un pasado en Artes Plásticas, considera que “el universo visual es clave”.
“El mainstream está un poco anestesiado con el lenguaje, no se anima a fisurarlo, a ponerlo en cuestión. Pero en el cine independiente no tenés tantas restricciones narrativas”, dice el cineasta de 34 años que miró “lo atmosférico y la forma en la que pone cuestión el lenguaje, como presenta personajes e indicios de una forma no clásica” del cine de Martel a la hora de filmar “Tejen”, también fuertemente influenciada por “Possession”, de Andrzej Zulawski, que “te coloca visceralmente en una situación, poniendo la cámara al lado de los personajes sacude los sentidos: ese es un poco el cine que me gusta”.
En “Tejen”, como en aquella cinta del cineasta polaco fallecido en 2016, “la cámara se arrastra con el personaje, se mueve, se sacude cuando pasa algo, cuenta esas sensaciones desde el cuerpo de los personajes, es muy sintomática de lo que pasa. Acompaña el cuerpo de los personajes: no solo es un ojo, sino que es un cuerpo, lo que vuelve mucho más fácil sacudir al público, producir un estímulo mayor”.
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