Polémica por el arresto del “profesor”, que cultiva y elabora aceite de cannabis

Quienes usan el recurso con fines medicinales dicen que lo hace de manera solidaria. Según la policía, tenía el “primer laboratorio clandestino en la Provincia”. Lo procesaron por “tenencia simple”. Sería excarcelado

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En un allanamiento que se hizo antenoche en una casa de 69 entre 2 y 3, policías de la Delegación de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas y Crimen Organizado de La Plata detuvieron a Daniel Loza (60) como presunto responsable de lo que calificaron “el primer laboratorio clandestino de aceite de cannabis ‘hachís’ en la Provincia”.

La primera información oficial fue que Loza era “un docente de la facultad de Ciencias Exactas” al que todos conocen como “el Profesor Botánico”, mientras que sus allegados se encargaron de aclarar que ya no da clases de matemáticas -aunque lo apoden “profesor” cariñosamente- y que se sostiene reparando heladeras y lavarropas.

La fiscalía pidió su procesamiento por el delito de “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización”, aunque la jueza consideró que no hay indicios suficientes para sostener esto último y lo dejó detenido por tenencia simple (Ley 23.737), en la Alcaidía Pettinato. Por tratarse de un delito excarcelable, todos estiman que será liberado antes del próximo martes.

Mientras tanto, un grupo de personas manifestó ante las fiscalías su rechazo a la detención de Loza, con carteles en los que escribieron “el profe no es narco”. Con ese hashtag impulsaron también una campaña en redes sociales para difundir que “el único delito de Loza es cultivar cannabis para hacer aceite y donarlo para que los usuarios ganen calidad de vida”.

El reporte policial detalló que se secuestraron cinco kilos de marihuana; seis de cogollos (flores de la cannabis); y aceite de marihuana (hachís) distribuido en 36 frascos de tres litros y medio; 8 frascos de 30 milímetros; un bidón de cinco litros y una botella de un litro, además de una balanza de precisión.

Calcularon que el valor del aceite de hachis o cannabis secuestrado “rondaría los 14 millones de pesos porque vendía los 30 milímetros a 700 pesos”, cuestión que generó la controversia más fuerte, ya que todos los que están ligados a Loza aseguran que “nunca cobró un peso por el aceite”.

Fuentes judiciales consultadas por este diario confirmaron que la investigación que comenzó hace cuatro meses avanzó con “filmaciones, fotos” y la declaración de dos “compradores previos” que fueron “interceptados a la salida de la casa de Loza, quienes “confirmaron haber comprado marihuana”, pero no aceite de cannabis, que, según la imputación, el acusado “produce y distribuye en frascos y goteros a toda la ciudad de La Plata y aledañas”.

Con esos elementos, más “la exposición que el propio Loza hace de sus actividades en las redes sociales”, la UFI a cargo de Ana Medina y la Ayudantía Fiscal encabezada por Marcos Vogliolo pidieron el allanamiento, medida que avaló la jueza Marcela Garmendia.

Rodrigo Platz coordina la ONG Cultivo en familia La Plata, tiene un vínculo personal con Loza y estaba de visita en su casa, junto a un amigo “que nunca había visto al profesor”, cuando llegaron los policías para hacer el allanamiento.

“Soy una de las otras cuatro personas que dijeron haber aprehendido (junto con el hijo de Loza)”, ironizó, al desmentir esa información. Explicó que el registro duró desde las 20.45 del jueves hasta las 8.30 de ayer, y hubo “tensión al principio, pero después todo se tranquilizó”.

Para la Ley 23.737, comercializar la droga es un delito, pero facilitarla o regalarla, también

Respecto de Loza, dijo que tiene “una larga historia de activismo cannábico que nunca escondió. De hecho, muestra sus conocimientos de cultivo en una serie de Yotube desde el año 2014”, cuando el uso terapéutico no estaba tan difundido. Entonces “lo hacía a modo de consumo recreativo - indicó- y como tengo un vínculo personal con él, lo invité a acercarse a las reuniones” de la ONG, apuntó Platz, indicando que Loza se comprometió con el uso terapéutico del aceite de cannabis a partir de 2016.

“A la gente que se acerca (a Cultivo en Familia) le decimos que para tener un tratamiento confiable y seguro sin depender de terceros tienen que hacer su propio aceite, pero el proceso de cultivo lleva 6 meses y en ese mientras tanto hay que incentivar el intercambio solidario entre socios”, relató Platz. Según él, “el profesor” jugó un rol clave en esto, facilitándole el aceite “a un montón de personas”, de manera gratuita.

En este punto, Platz reconoció que cualquier cultivador “infringe la Ley de Estupefacientes (23.737)”, porque esta normativa no reconoce distinciones, pero “no tiene problemas en hacerlo si eso representa una mejora en su propia calidad de vida o la de un familiar”.

“hay un agujero negro”

En marzo del año pasado la Cámara de Senadores convirtió en ley, por unanimidad y sin debate, el proyecto para el uso medicinal, terapéutico y paliativo del cannabis, que establece un marco regulatorio para la investigación médica y científica y busca crear un programa nacional. La normativa habilita a la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) a importar el aceite de cannabis, para que la provisión sea gratuita para los que estén anotados en un registro. Sin embargo, no contempla el autocultivo.

Una de las principales impulsoras de la iniciativa fue la ex diputada nacional por el Socialismo Gabriela Troiano. “El espíritu de la ley permitía a un paciente que lo necesitara hacer su propio aceite, pero esto no está reglamentado”.

Según Troiano, “la ley se sancionó para que la gente se callara y no para hacerla efectiva”, lo que derivó en que los límites se volvieran “muy finitos”: “Hay muchas cuestiones para ver, por ejemplo, si esta persona (por Loza) producía para él, para personas que están dentro del registro y si tiene controles. Esto es lo que falta- agregó-, hay un agujero legal mientras los narcos andan por todos lados y nadie los detiene”.

“Están hostigando a los cannabicultores, cuando son los que más estorban a los narcos porque les limitan el negocio”, lamentó la ex diputada, sin pasar por alto que “al aceite que importan de Canadá o de Estados Unidos lo producen empresas familiares”, y el “Estado nacional mete preso al que lo hace acá, en vez de controlar la composición”.

El 2 de marzo de 2018, el juzgado Federal de Salta Nº1 “autorizó por primera vez a una madre a realizar el cultivo de la planta de marihuana para extraer aceite y brindársela a su hijo de 6 años que padece una dolorosa enfermedad”, comentó en un artículo Martín Galíndez, un abogado especializado en esta temática, quien resaltó que ese fallo procura que el cultivo y producción del aceite de cannabis “se realice en paz, dejando expresamente en claro que la misma no deberá ser perturbada por ningún funcionario público que, en ejercicio de la ley de estupefacientes, intervenga la zona de privacidad del cultivo con fines medicinales”.

Fuentes judiciales con acceso a la causa de Loza explicaron que, para la Ley 23737, la facilitación a título gratuito de una sustancia estupefaciente “también es un delito”. Y reconocieron que es “el poder Legislativo el que tiene que ponerse de acuerdo en estos temas, que son novedosos”.

Platz admitió que la cuestión también encierra una complejidad desde el punto de vista médico, porque “la producción artesanal no tiene la estandarización de un laboratorio, que permite dosificar un medicamento por su composición o potencia”. En resumen, es un tema tan polémico como novedoso y sensible. Por lo pronto, Loza (o “el profesor”) asistido por un defensor oficial, ayer se negó a declarar.

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