Entre el humor y la reflexión
Edición Impresa | 6 de Mayo de 2018 | 04:51

Alejandro Castañeda
afcastab@gmail com
El clima no es inocente. La naturaleza de estos días se asocia a una actualidad que inspira y refleja. Hubo nubarrones renegros y señales de alerta en el seno de un Congreso con mucho refucilo y pocas estrellas. Y esta semana el mal tiempo empezó el jueves, de a poco, con una niebla espesa que no dejó ver una actualidad que a veces dan ganas de borrarla. Cuando aún tanteábamos, un corte de luz en la media mañana generó un extendido apagón que impidió mirar los alrededores. Cuando la bruma y el apagón se retiraron, el fantasma del gas siguió enrareciendo el aire. Y no por el olor. Y mientras la humareda de la antorcha de YPF se elevaba al cielo, el dólar, ese viejo trepador, consolidó una subida que vino a complicar ese amanecer económico que se anuncia pero no llega. Niebla, humo y oscuridad no dejaron ver lo que pasa.
No es fácil andar en medio de una ciudad así, con cielos desapacibles y veredas peligrosas. Por eso, a veces la penumbra alivia. El mal tiempo trajo unos cumulus que anticipan más quilumbus. Y el viernes, por si fuera poco, otro apagón agravó los márgenes de una realidad borrosa que se está haciendo larga y complicada. Piadosa, la naturaleza prefirió esfumar los contornos de una ciudad que le teme no sólo a la oscuridad. El pronóstico es inquietante: el mal tiempo seguirá hasta el viernes y el frío, por respeto a las tarifas, irá arribando en puntas de pie, cosa de atrasar la llegada de unas garrafas que amenazan más que los temporales.
OTRAS SOMBRAS.- Pero las sombras, que a veces perturban, también pueden proteger. Apareció en Japón un Insólito dispositivo de seguridad para las mujeres que viven solas. Consiste en proyectar en la cortina de la casa la sombra de un hombre realizando alguna actividad. El objetivo es engañar a los que pasan y miran. No cumple, por supuesto, la misión de esos muñecos que disuaden rondadores y prolongan sus quehaceres en la cama de la dueña. Este producto es nada más que una sombra inocente que deja ver, reflejado en la cortina, a un hombre realizando actividades diarias. Es un centinela virtual que ha lanzado una empresa japonesa para hacer que las mujeres que viven solas se sientan un poco más seguras en sus hogares. Con el eslogan de “el hombre en la cortina”, el prototipo utiliza un smartphone que conectado a un proyector muestra una serie de videos donde vemos a un hombre que practica karate, limpia la alfombra y anda de un lado a otro. Es un marido demasiado activo para ser cierto, dicen las japonesas. Muchas han advertido que la compra de esta silueta no les cambiará la perspectiva. Unas consideran que tener en casa un falso cónyuge, no es algo novedoso. Y para otras, los maridos reales son apenas sombras que ni siquiera hacen bulto. “No agarran el escobillón ni para la foto”, dicen las oficinistas de Tokio. Pero no sólo las señoras solas, también las desatendidas han querido tener un marido virtual haciendo ruido mientras aguardan que llegue el silencioso verdadero. “Cada vez más mujeres viven solas y nuestro objetivo es garantizar su seguridad”, detalló un portavoz de la empresa Leopalace 21, la inmobiliaria encargada del proyecto. Ya entregaron el kit de prueba a cinco mujeres. Y reciben constantes consultas sobre los alcances de esta sombra que por ahora sólo limpia, pero que podría hacer algo más cuando las cortinas se cierran y la luz se apaga.
“Tokio es la ciudad del mundo donde más mujeres viven solas y también una en la que más están creciendo las agresiones y robos hacia ellas”, afirma la web del proyecto. La gente busca protección y compañía. Se sabe que el amor necesita cada tanto de algún aporte forastero para que la llamita no se apague. Y que en ese plan es poco lo que pueden hacer las sombras. Hoy se alquilan amigos y amantes. Y se venden muñecos inflables a medida. Estos maridos ensombrecidos, que se desplazan tras los cortinados, van a tener que esmerarse mucho para poder complacer a esa dueña que le teme, no al arrebatador de afuera, sino a la soledad de adentro.
Y mientras la humareda de YPF se elevaba al cielo, el dólar consolidaba su subida
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