La pequeña plaza bursátil de Shanghái

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Una sombrilla y unos cuantos jubilados sentados en taburetes de plástico, como en cada esquina en China. Pero en este caso no es la hora del almuerzo ni de la partida de cartas: los pequeños inversores bursátiles de Shanghái discuten, como cada fin de semana, la evolución de las cotizaciones.

Desde hace 25 años, el cruce de las calles Guangdong y Beihai es el punto de encuentro de estos pequeños inversores, que hicieron de los mercados bursátiles chinos una especie de gran casino plagado de rumores, especulaciones y montañas rusas.

Puede que los participantes no tengan la clase ni la experiencia del inversor y multimillonario estadounidense Warren Buffett, pero no les falta ni pasión ni seguridad. “El mercado bursátil chino sigue una trayectoria en W”, señala Chai Yongping, de 58 años, para explicar la volatilidad de las cotizaciones. “Pero después de octubre, el mercado se recuperará y será el mejor momento para enriquecerse”, predice Chai.

La asamblea se reúne todos los sábados y domingos en el centro del corazón financiero de la capital económica china, por mucho que le pese a los partidarios de la ortodoxia marxista. Como los comunistas prohibieron los juegos de apuestas, éstos se sustituyeron por mercados bursátiles, conocidos por sus erráticas evoluciones.

Aunque en la actualidad la información financiera en tiempo real es omnipresente en China, los pequeños corredores de las calles de Shanghái se mantienen fieles a sus viejas costumbres. “Cuando el mercado va bien, hay más gente”, señala Chai. Pero la crisis bursátil del verano de 2015 dejó huella. “Ya no se ven las multitudes de antaño”, asegura. (AFP)

 

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