Primó la lógica: el poderío de Warriors fue más que el deseo y el talento de un solitario James

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Una nueva temporada de la NBA llegó a su fin con el triunfo de Golden State por 108-85 y el tercer campeonato (segundo consecutivo), para el mejor equipo actualmente del planeta.

Casi sin equivalencias, los de Oakland definieron una serie que encontró su epílogo mucho antes del último cruce en casa de los Cavaliers. Quizás desde el primer juego, con aquel libre fallado por George Hill sobre el cierre del tiempo regular que le hubiera dado la ventaja a los de LeBron. O el posterior fallido insólito de J.R. Smith, quien tomó un franco rebote ofensivo y, en lugar de buscar el aro, se alejó del mismo buscando consumir el reloj. Ese partido, en el que Cleveland fue mejor que Golden State con un soberbio James, (51 puntos, 8 rebotes y 8 asistencias en 53 minutos de juego), pero aún así terminó perdiendo por 124-114 en la prórroga, sin dudas entrará en la libros como uno de los que podría haber cambiado la historia.

Ya en el segundo, el golpe anímico de haber tenido algo tan alcance de las manos, pesó y los dirigidos por Kerr encontraron a un impresionante Curry, que con 9 triples, le otorgó la victoria a los suyos por 122-103.

Con la serie 0-2, el cruce se trasladó a Cleveland. Los locales intentaron utilizar la localía como fuente de inspiración y energías, pero las armas de la visita, muchas más y más certeras, tuvieron en Durant una actuación impresionante, con 43 puntos y un triple clave a menos de un minuto para dejar la serie match point.

Sin mucho por hacer, el cuarto juego, nuevamente en Ohio, demostró la falta de paridad. Casi sin oposición, Golden State barrió a Cleveland y lo sacó de la cancha antes de tiempo para conseguir su segundo título consecutivo y comenzar a construirse como uno de esos equipos que serán recordados en el Olimpo de la NBA.

MOMENTO DE RUMORES

Todo parecería indicar que luego de una nueva frustración en finales, sexta en nueve presentaciones, la máxima estrella de la NBA, LeBron James, buscaría nuevos horizontes. Dentro del radar de posibilidades del Rey aparecen seis equipos: Philadelphia, Boston, Houston, Los Ángeles, San Antonio y Golden State, sus últimos verdugos.

 

2007
San Antonio 4 - 0 Cleveland. Fue la última vez que una final de la NBA terminó en “barrida”. En aquella oportunidad, el equipo de Manu Ginóbili y Fabricio Oberto superó sin problemas a un Cleveland comandado también por LeBron James, quien tenía 21 años.

 

 

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