En escena, un desnudo asexuado, una imagen potente y visceral

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“Lo más fascinante del proceso creativo de estrenar una obra es el trabajo con los actores. Recuerdo que la primer escena de la obra estaba escrita de manera realista, es decir, Alan se había escapado del colegio, se había quitado el uniforme femenino y se había vestido con ropa de varón y llegaba a su casa contándole a su perro que se había escapado a causa del bullying que sufría de manera reiterada en las clases por sus compañeros. Esta escena la ensayamos de forma realista durante dos meses pero un buen día llegué al ensayo y le propuse a Raquel (Ameri) que todo eso que había estado haciendo lo hiciera igual pero completamente desnuda y tumbada en el suelo casi sin gesticular y ocultándose por detrás del personaje que interpreta con maestría Víctor Labra que yacía sobre el piso semidesnudo. Le propuse que su expresividad y gestualidad pasara por su cara y sus ojos evitando cualquier movimiento del resto del cuerpo. Raquel no cuestionó ni por un segundo mi propuesta, simplemente hizo lo que yo le pedía y el resultado fue de una potencia tal que transformó por completo el comienzo, lo resignificó y lo llevó a un lugar poético, genuino y visceral que nunca hubiera imaginado sobre papel”, explicó Diego Casado Rubio, autor y director de “Millones de segundos”, sobre cómo surgió quizás la imagen más potente de la obra.

 

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