“La mishiguene de la carpa 4”: Mirta Wons, al borde de un ataque de nervios

La actriz le da vida a una mujer alterada que veranea en Miramar, en la obra de Sebastián Kirszner con dirección de Matías Puricelli

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Mirta Wons es protagonista excluyente de “La mishiguene de la carpa 4”, obra teatral de Sebastián Kirszner dirigida por Matías Puricelli, en la que compone con ternura a una mujer alterada durante unas vacaciones en Miramar en las que intenta recuperar un viejo amor y en ese tránsito recorre recuerdos de viejos veraneos.

En la obra, Wons está acompañada por Daniel Ibarra y Federico Lomba, que hacen de un vendedor de playa y un mozo del parador, respectivamente.

Los días se suceden para Laura (Wons) en un ir y venir de situaciones presentes y evocaciones de temporadas pasadas, que dejan al descubierto una soledad abrumadora, aunque trataba con la suavidad de cierta comedia con claras apelaciones al humor judío, que Kirszner viene trabajando con particular destreza desde “La shikse” (actualmente en cartel en tercera temporada) y “El Ciclo Mendelbaum”, en una propuesta dramatúrgica que describe como “un diálogo constante con la vivencia escénica”.

“Escribo sobre procedimientos ya probados, transitados, en algún ensayo u obra anterior. Existe todo el tiempo la posibilidad de ruptura espacio-temporal: el personaje está contando su historia en la carpa de playa, y en un instante está adentro del mar. O vuelve al pasado y vivencia el reto del padre”, explicó Kirszner.

Sobre la situación de un registro naturalista en relación con una realidad algo dislocada, Puricelli señaló por su parte que, desde la dirección, “el mayor desafío fue sostener la verdad desde el registro actoral y lograr con Mirta un trabajo profundo que nos permitiera darle vida a una criatura querible, aún con los ribetes de humor negro y crítico por los que el personaje va pasando. Y desde la puesta fue encontrar el punto justo entre ese naturalismo y el corrimiento que tiene.

Consultado en relación a cómo se juega la cuestión judeo-argentina en la obra, Kirszner manifestó que, en este caso, “la búsqueda de ‘lo judío’ está algo más encriptada que en las otras obras, porque no es el judaísmo el tema principal (como lo es en ‘La shikse’ o ‘En el Ciclo Mendelbaum’). Aparece en Laura, en su imaginario, en sus formas. Se podría argumentar que ese personaje se ve también en otros colectivos, sí, y es quizás por eso que esta obra es más universal que las otras. No deja de ser un típico personaje que aparece cerca de uno. Todos tenemos alguien cerca parecido a Laura. Después, en el plano imaginario del relato hay vivencias ligadas a la colectividad, como su nacimiento durante la noche de Pesaj o el veraneo en masa hacia Miramar”.

En tanto, Matías Puricelli, consideró que “lo que tiene de interesante justamente es la mirada crítica desde adentro; porque si bien hay todavía arraigado en algunos sectores sociales un poco retrógados cierta idea de discriminación, se avanzó mucho en el tema, y eso permite hablar con humor sobre algo que hasta hace poco tiempo solo era “permitido” hablarlo desde la solemnidad”.

La obra se propone una evocación con rasgos sentimentales, cruzados con una dura situación personal presente de la protagonista y con toques de sensibilidad. En este sentido, y en relación a cómo fue el proceso de trabajo de estos registros, Puricelli remarcó: “En eso el texto es tan claro y la profundidad está tan bien desparramada y administrada, que fue solo ir dejando que el personaje apareciera. Uno como director suele tener una mirada armada, yo en este proyecto, empecé sin ideas más que la confianza en el texto y en Mirta. Y estuve lo más atento posible y con el canal sensible abierto para capturar esos gestos que terminan siendo las puntas del ovillo de las cuales solo hay que tirar. Fue un proceso en el que lo que más primó fue la idea de querer a Laura, este personaje hermoso, bipolar, inseguro, políticamente incorrecto y absolutamente querible, y creo que en esa dicotomía es en donde la obra gana profundidad, humor y verdad”.

Por su parte, Kirszner destacó que “desde el lugar de la escritura, el trabajo estuvo dirigido a una construcción de un relato lleno de imágenes sensoriales. De mucha reescritura hasta llegar al ‘tono’ de Laura, a su cadencia verborragia, y su asociación medio ‘border’. Buscando siempre el lado de la empatía, contar desde Laura, para lograr un ser sensible. Laura tiene un objetivo muy claro, reencontrarse con su amor, y ese es el gran motor de este verano. De este momento”.

Asimismo, dijo que “se armó un marco desde la escritura que invitara a esa urgencia, y al mismo tiempo a ese recuerdo, una continua tensión donde las dos circunstancias pudieran convivir. Durante los ensayos, cuando el relato se fue muy hacia el pasado, hubo que cortar texto. Es un fino equilibrio para no perder al espectador de ese maravilloso presente”.

“La mishengue de la carpa 4” se puede ver sábados y domingos a las 18.30 en la sala Método Kairós, ubicada en El Salvador 4530.

“Laura tiene un objetivo claro, reencontrarse con su amor, y ese es el gran motor de este verano”

Sebastián Kirszner , autor

 

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