Los monumentos de la Ciudad merecen un mayor cuidado

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Las estatuas y distintas figuras ornamentales de la Ciudad, cuyo emplazamiento fue respondiendo al deseo de las distintas generaciones de honrar a personas o a capítulos trascendentes de la historia, merecen, sin excepciones, encontrarse en perfectas condiciones. Aún cuando hay algunas que, indudablemente, por su valor emblemático, por las especiales cualidades científicas y culturales que connotan, debieran concitar una atención más concentrada por parte de las autoridades y que, sin embargo, no la reciben.

Este es el caso ahora de las agresiones sufridas por el conjunto escultórico de los “Cinco Sabios”, ubicado en el corazón del Bosque platense, donde se encuentran los bustos de personalidades platenses de relieve. Tal como se informa en la presente edición, las figuras dedicadas a la memoria de Almafuerte, Vucetich, Spegazzini, Korn y Ameghino fueron blanco de pintadas y destrucción en las últimas horas.

Si bien la mayoría presenta rayaduras y signos elocuentes de erosión, los bustos más afectados son los de Korn y Vucetich. En ambas estructuras falta en el rostro la nariz, mientras que la de Vucetich muestra una pintada que afecta al ojo derecho. El hecho no deja de provocar enojo y pesar entre los vecinos de la Ciudad que asisten con frecuencia al Bosque y visitan el monumento.

A grandes rasgos debe señalarse que, pese a su relativa corta vida en relación a otras ciudades, La Plata acuña en la vía pública una riqueza ornamental importante, surgida del aporte de las sucesivas generaciones. De todos modos, la experiencia acumulada a lo largo de años demuestra que, lamentablemente, no siempre se cumplió con preservar debidamente ese patrimonio.

Se ha dicho con insistencia en esta columna que cuidar el patrimonio ornamental es hablar, desde ya, de inversiones pero también de constantes trabajos de preservación. El olvido y la desatención de bienes que son comunes profundizan su decadencia, dejándolos a merced del ataque despiadado del tiempo y de la penosa acción de los depredadores. Y el corolario se suele reflejar, periódicamente, en la necesidad de volcar recursos más cuantiosos, a raíz de no haberse realizado en forma oportuna las tareas de mantenimiento.

En sus años de vida, La Plata refleja en sus diferentes estilos ornamentales, lo que fue su vida cotidiana desde los tiempos fundacionales. Y sin embargo, es como si pocas veces se le prestara el debido y constante cuidado a este verdadero legado de las sucesivas épocas.

Ante las demandas básicas e imperativas de diversa naturaleza que se registra en toda ciudad, esta cuestión podría parecer menor. Sin embargo, donde no faltan el respeto y el cuidado hacia este tipo de valores, es seguro que también se encontrarán mejor atendidas las necesidades básicas de esa ciudad.

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