Un dirigente tenaz que promete un giro “radical”

Edición Impresa

Por EDUARD RIBAS ADMETLLA
EFE

La tercera fue la vencida. El izquierdista Andrés Manuel López Obrador, un viejo conocido de la política mexicana, convenció a los mexicanos para convertirse en presidente con su promesa de impulsar una profunda transformación del país que acabe con sus males: la corrupción y la desigualdad.

Nadie despierta en México tantas esperanzas y temores como él, quien con su discurso populista ha sabido conectarse con una población harta de la violencia, de los políticos corruptos y de la desigualdad que tiene a casi la mitad de los ciudadanos viviendo en la pobreza.

Pero tan contundentes son sus posturas en contra de los males que azotan a México como difusas sus propuestas para solucionarlos, que suelen basarse en grandes eslóganes y críticas hacia el “establishment” mexicano, al que llama “la mafia del poder”.

Conocido como AMLO por sus siglas, ha asegurado que su llegada a la Presidencia será la cuarta revolución en el país, tras la independencia, las reformas liberales del siglo XIX y la Revolución mexicana. Promete combatir la corrupción “dando ejemplo”, cambiar la política de seguridad, revisar la construcción del Nuevo Aeropuerto de Ciudad de México y frenar la reforma energética impulsada por el presidente Enrique Peña Nieto, que abrió la explotación de hidrocarburos al sector privado.

Continuamente comparado con Hugo Chávez por sus oponentes, López Obrador no es un “outsider” de la política. Su carrera comenzó en 1977 y está marcada por una declarada lucha y defensa de los pobres y las causas populares. Dio sus primeros pasos en política con el hoy denostado PRI. En 1988 se sumó al proyecto izquierdista del Frente Democrático Nacional, que un año más tarde dio paso al Partido de la Revolución Democrática (PRD), con el que se convirtió en alcalde de Ciudad de México (2000-2005).

Su buena gestión, basada en la reducción de la delincuencia y la construcción de infraestructuras, le sirvió de plataforma para saltar a la política federal. En 2006 perdió las elecciones por apenas 0,56% frente al conservador Felipe Calderón, y en 2012, frente a Enrique Peña Nieto.

Tras su salida del PRD en 2013, fundó el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que finalmente lo consagró ganador.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE