La tormenta financiera está lejos de superarse y genera cada vez mayor inquietud

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Por RICARDO ROSALES

Lejos de haber desaparecido, la tormenta financiera sigue pegando a la Argentina. La tensión internacional en Turquía, golpeada por el anuncio del presidente Donald Trump de duplicar los aranceles al acero y el aluminio, se transformó en otra turbulencia interna, con una violenta suba del dólar, pasando los $30, tensando los ánimos, prendiendo nuevas luces de alerta y abriendo más interrogantes.

La paz cambiaria de algo más de cuatro semanas ya había comenzado a flaquear por la causa de los cuadernos y las revelaciones de una enorme trama de corrupción, pago de coimas, dinero negro, sobreprecios de obras públicas, arreglo de licitaciones en la que están involucradas las mayores empresas de ingeniería y construcción de la Argentina y funcionarios de la administración de la ex presidenta Cristina Kirchner, señalada por la Justicia como la jefa de esa asociación ilícita.

En definitiva, no alcanza con señalar lo que pasa afuera para explicar la declinación económica del país en estos últimos meses. No está en discusión sobre que los vientos externos dan de lleno y de frente: la suba de tasas en Estados Unidos, la guerra comercial abierta por Trump, la suba del petróleo, la caída del precio de la soja, cambiaron las condiciones. La incertidumbre económica no es atributo solo argentino, hoy es bastante generalizado en el planeta, pero el dinero corre hacia donde cree estar más seguro, a los bonos estadounidenses y los países desarrollados.

Como se señaló, los interrogantes no se disiparon y aparecieron otros. La similitud de la causa de los cuadernos con el Lava Jato brasileño es interpretada por el mercado como una prolongación de la recesión interna. Y aunque el proceso judicial está aún en los prolegómenos, la velocidad que adquirió en pocos días, con arrepentidos de conglomerados como Techint, Iecsa o Roggio entre los más conocidos, y la impresión de que habrá más revelaciones, están conmocionando al mundo de los negocios.

¿Hasta dónde llegarán las revelaciones? ¿Qué otros empresarios están comprometidos y qué sucederá con obras ya licitadas y en marcha? ¿Cómo son las vinculaciones con las finanzas, hasta ahora ausentes de esos enormes movimientos de dinero? ¿Y hasta dónde estas revelaciones afectan al gobierno macrista y al peronismo no kirchnerista?

Nadie tiene una respuesta y, como resultado la incertidumbre política y judicial se revierte sobre la marcha económica. Otra contradicción aparece con los capitales externos, que exigían más transparencia aunque en el corto plazo, eligen despegarse hasta que aclare el escenario próximo.

En otro capítulo de la crisis económica se encuentra el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. A primera vista, surge que la revisión de septiembre próximo, confirmaría que la Argentina cumplirá con la meta fiscal, pero tendrá dificultades con las de inflación y de reservas del Banco Central. Los precios podrían superar el dato de 32% y en relación a los dólares, si bien a cuentagotas, en licitaciones diarias de 100 millones diarios y ahora de 50 millones más otros gastas, se habrían consumido unos 5.500 millones de los 7.500 millones de dólares correspondientes al primer giro del acuerdo con el FMI.

Aunque en realidad, la preocupación de que los dólares no alcancen tiene que ver con las Letes en esa moneda. Hasta julio del 2019, vencen en promedio unas 1.700 millones de dólares por mes, y en los últimos vencimientos, las renovaciones apenas superan el 50% promedio. Lo ocurrido tiene que ver con la desconfianza de los inversores que disparó la tasa de riesgo país hasta los 700 puntos básicos. De esta manera, los bonos argentinos se depreciaron llevando los rendimientos a más del 8% para un título a dos años (cuando otros países de la región la tasa implícita está en el orden del 4%) y a más de 10% para los de mayor plazo.

La misión técnica del Fondo Monetario llega al país para realizar la evaluación y el sendero de las metas comprometidas y aprobar el segundo desembolso, en septiembre próximo. La expectativa en el Gobierno es que el peor momento de la crisis se despejará con el correr de los días y que finalmente habrá una visión más objetiva del riesgo país y de las posibilidades de la Argentina de revertir sus problemas internos y el viento de frente económica. De cualquier manera, es bastante probable que el ministro Nicolás Dujovne deba renegociar algunas de las metas: en particular, las de inflación y el nivel de reservas. Y del lado del Fondo Monetario es también posible esperar un cierto grado de flexibilidad en estas dos metas.

Para el organismo internacional, la baja del desequilibrio fiscal y un dólar alto que licúe el déficit de balance de pagos es el tema central del programa. Una inflación mayor puede atribuirse a razones exógenas al programa económico, igual que el mayor riesgo atribuido a la guerra comercial internacional. Aunque no parece que resulte sencillo este trámite. La baja del gasto sigue siendo un debate complicado y que debe transitar el Congreso. Y con los ingresos aparecieron algunos indicadores de caída de la recaudación.

 

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