Edgardo Omar Casalla
Edición Impresa | 9 de Agosto de 2018 | 04:22

A los 78 años falleció Edgardo Omar Casalla, un destacado vecino de la Ciudad con una respetada trayectoria en el ámbito de la ingeniería; su partida provocó distintas muestras de dolor entre quienes lo conocieron.
Único hijo de María Delia Pérez y Juan José Casalla, Edgardo había nacido el 14 de mayo de 1940, en Tolosa. Cursó sus estudios primarios en la Escuela Anexa “Joaquín V. González”; los secundarios en el Colegio Nacional “Rafael Hernández” y luego se graduó de la Universidad Nacional de La Plata con el título de ingeniero mecánico y electricista.
Desde muy joven trabajó en la Propulsora de Techint y se especializó en gasoductos; su nivel de formación le permitió desempeñarse en otras empresas vinculadas al mismo tema como también vivir en varios lugares de la Argentina y, en el exterior, se radicó algunos años en Perú.
Apasionado por esa rama de la ingeniería, luego de su jubilación, fue ingeniero consultor hasta febrero último.
El 24 de febrero de 1978 marcó un hito en su vida porque se casó con Elena Angela Croce y cumplió el proyecto de convertirse en padre cuando nacieron Luciana, Hernán y Martín. La actividad laboral obligó a la familia a mudarse a distintos lugares como Bahía Blanca, Mendoza, Misiones y capital federal, pero en 1986 Edgardo pidió que lo destinaran a las oficinas de Techint en La Plata y junto a su familia se radicó en barrio Norte.
Desde su niñez fue un apasionado por el piano y se recibió de profesor a los 18 años, sus allegados consignaron que lo tocaba maravillosamente y que sentía una particular afición por la música clásica, algo que compartía con su hija Luciana.
También asistía asiduamente a conciertos y no era extraño que al visitar una nueva ciudad preguntara dónde quedaba el teatro para ir a escuchar música con su esposa. Además le gustaba ir a comer afuera.
Los amigos también tuvieron un espacio en su vida, ya sea los que conoció a lo largo de sus años de trabajo o los compañeros de su esposa.
De una bondad innata, Edgardo se caracterizó por ser un hombre inteligente, humilde y sencillo; alguien de gran capacidad organizativa que no dudaba en ofrecer su ayuda o su perspectiva impregnada del espíritu práctico que forjó con su profesión.
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