Hay que fortalecer todos los programas de vacunación

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La información dada a conocer en estas jornadas acerca de que se registra una escasez de vacunas contra la varicela y la meningitis en nuestra región -en una situación que no es nueva, pues suele presentarse en el caso de vacunaciones programadas para otras enfermedades como, por ejemplo, la gripe- no puede sino generar preocupación, tanto en los padres que denunciaron las faltantes como en las autoridades sanitarias, que aseguraron que será inminente la llegada en las próximas horas de las dosis faltantes.

Tal como se indicó, las vacunas que faltan en la Región son las que se aplican contra la varicela y la menveo, está última contra el meningococo, para prevenir enfermedades como la meningitis. Desde el ministerio de Salud bonaerense se informó acerca de la recepción de nuevos arribos de dosis para los próximos días. También se afirmó que habían llegado ya nuevas dosis de vacunas contra la varicela y que serían repuestas a partir de ayer.

Cabría poner de relieve que diversas fuentes médicas han venido instando a las autoridades sanitarias a que se fortalezcan los planes de vacunación existentes. El punto de partida de esa inquietud surgió hace pocos años, al conocerse un informe que arrojó que en nuestro país cerca de medio millón de chicos menores de 6 años no tiene acceso a las vacunas obligatorias, según un estudio realizado por el ministerio de Salud de la Nación.

La situación, que fue relacionada a cuestiones ligadas con la marginalidad y la pobreza infantil, obligó a poner la vista sobre el problema en la provincia de Buenos Aires, donde el porcentaje de recién nacidos que no tiene acceso al plan de vacunación obligatoria ronda el 10 por ciento.

Se aseguró que el alto índice de chicos menores de 6 años que en el país no recibe las vacunas obligatorias respondería a casos absolutamente relacionados con la pobreza, la falta de información y virtual imposibilidad de acceso a los servicios básicos de salud. Pero también, a cierta corriente que ha ganado fuerza en los últimos años entre algunos padres que, si bien están informados, practican estilos de vida naturistas y se oponen así a que los obliguen a inocular a sus hijos.

Más allá de aspectos que generan polémicas académicas acerca de la conveniencia o no de aplicar determinadas vacunas, con respecto a si deberían o no estar incluidas en el calendario obligatorio, ninguno discute la seguridad de las vacunas y tampoco la importancia vital que significa para una población que, al menos el 95 por ciento de los chicos, esté vacunado. De lo contrario, advierten, se pueden forman focos susceptibles para que haya brotes de enfermedades.

Así como debe propenderse a la existencia de un Estado que cuente con recursos suficientes para encarar políticas eficaces en materia de salud, reforzar la casi desquiciada estructura de los hospitales públicos y bajar las tasas de abandono de tratamiento, está claro que debe evitarse a todo trance la falta de vacunación como uno de los factores primordiales para elevar los niveles sanitarios de la población.

 

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