Al fin llegaron los brotes verdes

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Llego la primavera. A los tumbos, pero llegó. Y aparecieron los brotes verdes, tan prometidos y tan marchitados. El FMI se encargó del planterío y los desembolsos y adelantos le pusieron fragancia salvadora a una economía con mal olor. No hay viento de cola, pero al menos las tormentas que venían de frente parecen haber sofrenado su furia. No es para celebrar, las nubes negras y los meteorólogos derrotistas están allí, agazapados, auspiciando más temporales. Uno se va a dormir en busca de paz pero sabe que los mercados siempre aprovechan el insomnio para organizarle pesadillas a nuestros despertares. Llegó la primavera. El sol mejoró algunos índices que parecen prometedores entre tanto invierno. Entramos en el último trimestre de un país con mal boletín que se lleva previa para el 19 tres materias clave: corrupción, inseguridad y pobreza.

Este es un país con mal boletín y tres previas: corrupción, inseguridad y pobreza

POLIAMAOR.- El término estaba allí, pero siempre falta el famoso que lo ponga en escena. Y fue Flor Peña la que lo visibilizó. Cuando se enteró que su inminente marido andaba de trampas, dijo que esa infidelidad había prescrito, que era cosa del pasado. Pero cuando le avisaron que los mensajitos eran actuales, eligió el desdén para disimular celos y bronca. Y allí lanzó la primicia: “la nuestra es una relación abierta, donde nos contamos todo (menos la fecha de los engaños) y nada duele”. ¿Será tan así? Es un comportamiento modernoso que deja mal parados a los noviazgos posesivos y a los amantes mal pensados. ¿Lo de no prestar la pareja ya es antiguo? Flor abrió las puertas a un ciclo de traiciones, maduras y razonadas, que proponen encamadas permitidas con vecindades y allegados. Este es el rumbo y se reafirma, ha dicho ella. ¿Aguantará el modelo tantos préstamos?

GRUAS.- Una grúa se llevó a un auto mal estacionado en el centro porteño sin tener en cuenta que la maniobra le dejaría abolladuras al rodado que estaba al lado. Fue un operativo medio patotero pero alegórico: porque mientras el país pugnaba por ubicarse en regla ante el patrullaje del FMI, el dólar no quería estacionarse. ¿Cómo se explica semejante desaprensión? Es que la idea de estos días es recaudar. Como sea. Sin tener en cuenta lo que se daña. Varios organismos públicos andan con una grúa virtual acarreando a un vecindario que no sabe cómo acomodarse a la fila de aumentos que abollan alma y bolsillo. Las explosiones de furia que desató este atropello dejaron ver el mal humor ciudadano, tan maltratado por una fuerza pública que te cobra y te raya. Y siempre te va a dejar a pata.

ACOSADORES.- “No es tradición, folclore o galantería, el mal llamado piropo callejero es violencia que tienen que soportar miles de mujeres en la provincia”, dijo Walter Lanaro (Cambiemos) uno de los autores de los proyectos junto a Federico Susbielles (Unidad Ciudadana) que penalizará el acoso. ¿Legisladores sensibles o señores feministas que sobreactúan su impronta justiciera? La norma que ya aprobó Diputados incorpora un artículo al Código de Faltas bonaerenses para contemplar las situaciones de acoso callejero, a las que define como “conductas físicas o verbales de naturaleza o connotación sexual, basadas en el género, identidad y/u orientación sexual, realizadas por una o más personas en contra de otra u otras, quienes no desean o rechazan estas conductas”. En ese marco, establece el cobro de una multa para los acosadores que sería de entre 3.300 y 9.000 pesos, según el nivel del exabrupto. Ya tienen tipificados la falta y el precio. Y ahora van por la efeméride. Eligieron el 2 de octubre, un par de semanas después de la primavera y 72 horas antes del Día del Camino, cosa de darle a la caminata el carácter de un sendero punible y pecaminoso que mandará a la banquina a los galanes zarpados. ¿Exigirán pruebas o constancias? ¿Podrán discriminar los tribunales entre lascivia y murmullos zafados? ¿No habrá emboscadas? ¿No largarán el anzuelo de señoritas insinuantes para probar el temple de los platenses? Se viene una nueva generación de babosos arrepentidos que ante su señoría van a tener que prometer enterrar sus bolsos de guarangadas.

 

(*) Periodista y crítico de cine

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