Alertan que el abuso de pantalla genera problemas de desarrollo en los niños

Neurólogos del Hospital de Niños aseguran atender a diario a chicos con retrasos cognitivos que parecen sufrir conductas autistas pero no presentan problemas neurológicos, sólo un exceso de TV y celular

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NICOLÁS MALDONADO
nmaldonado@eldia.com

Tiene tres años y no habla, sólo balbucea. “Cuando quiere algo me lleva o empieza a gritar”, cuenta la mamá al reconocer que su hijo también suele tener grandes berrinches, en especial cuando le saca el celular. Aunque se muestra muy hábil para manejar su pantalla táctil, todavía come con las manos porque no aprendió a usar la cuchara ni el tenedor. Tampoco es capaz de sostener bien un lápiz para hacer un dibujo. Pero lo que más preocupa a sus padres no es eso sino que no los mira a los ojos ni contesta cuando lo llaman. “A veces ni siquiera sé si me escucha o me entiende. En el jardín creen que puede ser autista”, explica con angustia la mujer.

Que las maestras de este chiquito, hijo de un matrimonio platense, hayan pensado que podría sufrir algún trastorno del espectro autista no llama la atención. Frente a este tipo de síntomas, también los pediatras suelen llegar al mismo diagnóstico presuntivo. Pero en los últimos años frente a la creciente detección de casos, algunos neurólogos han comenzado a considerar otra posibilidad: el insospechado efecto que causa el uso abusivo de las pantallas en el cerebro infantil.

Los sientan en el huevito y les dan la tablet o el celular para que se entretengan solos”

Más que berrinches, lo que ocurre es que el uso abusivo de pantallas activa un circuito de adicción

 

“Lo vemos a diario. Cada vez atendemos más nenes que por el retraso en su desarrollo parecen en principio presentar algún trastorno autista cuando en realidad la causa del problema no está en una enfermedad neurológica sino en su exposición excesiva a celulares, tablets y programas de televisión”, reconoce Mauricio Pedersoli, médico del servicio de Neurología del Hospital de Niños Sor María Ludovica de La Plata y director del Centro Interdisciplinario de Neurociencias y Nutrición (CIENN)

El fenómeno, que fue presentado semanas atrás en las Jornadas de Neurología de la UNLP, suscitó un llamado de alerta del Ministerio de Salud provincial. Frente al creciente número de casos registrados, las autoridades sanitarias bonaerenses difundieron el viernes un informe en el que advierten que “la constante exposición a teléfonos, programas de televisión y computadoras retrasan el desarrollo del lenguaje, las psicomotricidad y las habilidades sociales en los más chicos”, por lo que recomiendan a los padres no exponerlos a pantallas hasta los dos años de edad.

UN FENÓMENO DE LA CLASE MEDIA

Aunque gran parte de su desempeño profesional tiene lugar en el Hospital de Niños, Pedersoli reconoce que la mayoría de estos casos no emergen en el sistema público sino en el privado por el perfil de las familias en las que se suelen dar. “En general se trata de hijos padres de clase media, muchas veces profesionales que por su alta carga laboral comparten poco tiempo con ellos, y tienen una amplia disponibilidad de dispositivos tecnológicos en la casa. Los sienten en el huevito y les dan la tablet o el celular para que se entretengan solos. Un par de años después llegan al consultorio preocupados porque los nenes no hablan ni tienen tampoco lenguaje no verbal”, explica el director médico del CIENN.

Si bien el cuadro abarca una amplia variedad de características, “el caso típico es el un chico de tres años que no habla, no mira a los ojos, está disperso y tiene berrinches descontrolados. Y como no suelen desarrollar habilidades psicomotrices, muchos de ellos tampoco pueden manipular una cuchara, dibujar con lápices o abrocharse un botón”, cuenta el neurólogo al explicar que por tratarse de características similares a las que aparecen en los trastornos del espectro autista, en general comienza a indagarse por ahí. “Recién cuando los estudios neurológicos dan bien resulta que el problema estaba en el exceso de televisión, la tablet y el celular”.

Otra característica en común que surge del relato de los padres es que sus hijos se comportan como adictos. “Cuando se les saca el teléfono explotan en berrinches, se tiran en el piso y se ponen morados de la bronca”. Aunque esas reacciones suelen ser tomadas por los padres como berrinches, lo que ocurre es que “el consumo abusivo de pantallas activa los mismos circuitos cerebrales que, la cocaína o la cafeína”, explica Pedersoli al aclarar que “si bien las consecuencias de esos consumos en la salud son diferentes, todos actúan como estimulantes del sistema nervioso central”.

“Se ha visto que las pantallas activan un circuito del cerebro que se llama mesocorticolímbico desatando una dosis extra de dopamina que se traduce en mayor placer. Es por eso que cuando a un chico le das a elegir entre una pantalla y jugar con un palito en la tierra, agarra la pantalla como le pasa al adicto que busca repetir un experiencia que le dio placer”.Aunque en la mayoría de estos casos la solución arranca por suspender el uso de pantallas, “para sobrellevar la abstinencia y lograr que los chicos se pongan al día en el aprendizaje del lenguaje, las habilidades sociales y la psicomotricidad es preciso que los padres inviertan tiempo en jugar cara a cara con sus hijos”. En este mundo en que falta tiempo y sobran las pantallas, “es fundamental hacerse espacio para el juego y la interacción personal: tenemos que jugar con nuestros hijos, hablarles y mirarlos a los ojos todos los días”, dice el neurólogo al asegurar que los cambios pueden verse en menos de un mes.

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