En medio de un cambio de época, el peronismo debe tomar una decisión clave: es ahora o nunca
Edición Impresa | 23 de Septiembre de 2018 | 03:23

OSVALDO GRANADOS
osvaldoperiodista@gmail.com
Este gobierno no va a pasar a la historia por la economía. Pero si será recordado siempre como el que liberó las manos a la Justicia y fueron procesados y detenidos ex funcionarios, un ex vicepresidente, decenas de empresarios de primera línea, intocables durante décadas. Además, fue procesada por asociación ilícita, la ex presidenta.
En los próximos meses, el partido peronista tendrá que decidir algo que lo va a marcar en el futuro. Está en juego el sistema político del país.
Una parte del PJ más irresponsable, pide estallidos, pregonan falsos corralitos, sueña con saqueos y violencia.
La parte más racional debe decidir sobre desafueros y corrupción.
Fue tanta la información sobre el robo sistemático a la Nación, que la opinión pública está paralizada. Se sabía, pero nunca se sospechó la magnitud del problema.
¿Qué harán los peronistas en el Congreso?
El peronismo no tuvo nunca un esquema ideológico.
Pasó del liberalismo de Menem, al estatismo de Kirchner. De la “Juventud maravillosa” a esos “Imbéciles que gritan”, “Infiltrados”. Todo es posible y cambiante mientras se tenga el poder. De Urtubey, un liberal, hasta Kicillof un marxista. Experimentan todo el tiempo.
Pero, ahora, deberá decidir sobre los fueros de Cristina. A De Vido lo entregaron. Creyeron que sería suficiente. No es así. La infección llegó al hueso. Hay decenas de empresarios detenidos. Hecho inédito en Argentina.
¿Cambio la época?
Es ahora o nunca.
La mentira existe desde que existe el lenguaje. Pero en definitiva, surgen alguna palabras que aclaran el panorama, al margen de lo que pretenden las personas.
De Vido escribió desde la cárcel: “el ex jefe de gabinete Juan Manuel Abal Medina, el ex titular de la oficina de control de las concesiones viales, Claudio Uberti y el ex secretario de Obras Públicas José López son traidores”.
No dijo, mentirosos, tramposos, embusteros. Señaló “traidores”. Una confesión indirecta interesante. Rompieron un código mafioso. Está claro.
En las finanzas se nota sin que nadie hable que algunos ven alguna luz al final del túnel. No necesitan palabras, sólo actuar. Al margen de los ruidos en el mercado cambiario, el riesgo país retrocede desde hace varios días.
¿Qué sucede?
La explicación apunta a que, textualmente: “El trabajo sucio ya se hizo”.
Uno: con la fuerte devaluación, se licuaron el salario y las jubilaciones, medidas en dólares.
Dos: se percibe la llegada del primer superávit; el comercial. Más exportaciones, menos importaciones. En la frontera se percibe el otro cambio. Miles de autos llegan a la Argentina desde Chile, Uruguay y Paraguay. El país se puso barato para los turistas.
Tres: se desmontan las Lebac.
Cuatro: el acuerdo con el FMI es un hecho.
¿Qué pasa con la oposición?
Está claro que una parte, la más extrema esta preocupada por la suerte judicial de Cristina Kirchner. Además en todas las encuestas, ella, nunca puede ganar en segunda vuelta.
Resultado, una ex presidenta acorralada es un misterio inquietante.
La Cámpora desde hace dos meses se acercó a los grupos sociales, para encarar acciones en la calle.
El resultado fue negativo.
Juan Carlos Alderete de la Corriente Clasista y Combativa señalo a su gente: “Hay sectores del kirchnerismo que están empujando a un desborde”. “Quieren que nosotros pongamos los muertos”. “Que lo hagan ellos si se animan”. “Siempre que pusimos la sangre, lo pagamos caro”.
Dijo algo muy claro: “la salida tiene que ser institucional”.
Gildo Onorato del CTEP, fue contundente: “Hay que evitar el 2001”. “Los kirchneristas quieren prender fuego a la Argentina”.
“Habrá movilizaciones, ollas populares pero no vamos a entrar en la violencia”.
Juan Grabois del mismo grupo explicó: “El Papa no quiere derramamiento de sangre en la Argentina”. Este dirigente tiene llegada directa al Vaticano.
La idea del peronismo “racional” frente a este panorama, es no embestir sobre el Gobierno, negociar pero tratando de debilitarlo mirando las elecciones de 2019. “Que paguen el costo político del ajuste”, es la frase más escuchada.
Todo su pensamiento apunta a la provincia de Buenos Aires.
Dicen: “si no ganamos allí, está todo perdido”. Por eso van a tratar de sacarle fondos a la que consideran, la dama en el tablero de ajedrez, María Eugenia Vidal.
La estrategia oficial está sobre la mesa: Argentina prometerá bajar los gastos y mejorar la recaudación a cambio de que Lagarde autorice anticipar desembolsos del préstamo otorgado por 50.000 millones de dólares.
Con esta carta en la mano, Dujovne dirá que el Gobierno tiene la plata para cubrir la totalidad de los vencimientos de la deuda hasta fines del 2019, aún cuando no logre conseguir fondos en el mercado internacional.
Resultado: el default quedó lejos.
Pero el camino hasta las urnas estará lleno de sorpresas.
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