No buscar soluciones mágicas

Edición Impresa

Guillermina Negro

Profesora de Educación Física

Todos los años se evidencia un comportamiento similar: con la llegada del calor más personas concurren a gimnasios, clubes o parques. Estos días de calorcito motivan mucho más y realmente sí que dan ganas de entrenar; en tanto que el frío intimida, cuesta salir a moverse, dan ganas de quedarse adentro. Quienes se entregan a la inactividad durante esos meses de bajas temperaturas, además de correr el riesgo de perder estado físico como resultado de abandonar el entrenamiento, en muchos de los casos, también suben de peso ya que gastan menos energía y siguen comiendo lo mismo o más. A este tipo de personas se las denomina “publico golondrina”. Ellos son aquellos visitantes estacionales, cuya única motivación fundamental es llegar en forma al verano; son personas que no suelen hacer ejercicio pero que cuando llega el fin de semana o la primavera-verano, se sobreexigen participando de alguna actividad deportiva. Los meses de septiembre/octubre son el momento crítico en el que la gente recuerda finalmente que tiene un cuerpo y que tiene que trabajarlo. En función a sus necesidades, posibilidades y etapa de la vida que esté transitando, cada persona se preocupa en menor o mayor medida por buscar las alternativas que lo ayuden a verse mejor en el menor tiempo posible. Tengamos presente que no es una buena idea quedarse parado hasta octubre. No debemos buscar soluciones mágicas ni tampoco pretender hacer desaparecer, en un abrir y cerrar de ojos, lo que demanda meses o años de ejercicio regular, sistemático y constante sumado a una buena alimentación.

 

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