Los clubes barriales, acorralados por los abultados montos de los servicios

La preocupación recae, sobre todo, en las facturas de gas y agua, en las que no tienen ningún beneficio. Encima están intimando a los dirigentes por deudas y los amenazan con cortes del suministro. Piden un salvavidas

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A los clubes, desde donde se realiza un esfuerzo enorme para subsistir, los ponen contra las cuerdas, todos los meses, las tarifas de las empresas de servicio, con miles y miles de pesos que se van en prestaciones más que necesarias para llevar adelante las actividades deportivas, sociales y culturales que mueven a los barrios. Ahora, a la mayoría de ellos los estrangula una deuda “impagable” con Absa, la distribuidora del agua. El problema radica, dicen los dirigentes institucionales, en que se les cobra por metro cuadrado de las sedes y que aunque no consumen casi nada del suministro sanitario los obligan a erogar “fortunas”.

Va un ejemplo. Rafael Irigoiti es presidente del Club Deportivo Villa Elisa, una entidad que ofrece basquet, handball, gimnasia artística, vóley y ajedrez, entre otras actividades, para la gente de la zona, la mayoría chicos. Hace un año, la prestataria intimó a la institución por 365 mil pesos. “Era una deuda muy vieja que la anterior administración de Absa nos la había condonado por impagable y resulta que ahora un estudio jurídico se comunica con nosotros, nos quiere ejecutar y además una parte de la deuda está judicializada. Aparte, en las facturas actuales nos llega que estamos retrasados con 50 mil pesos”, contó, preocupado, el dirigente.

Por esa demanda, el club del camino Centenario y 48 de Villa Elisa solicitaron intervención al Defensor del Pueblo de la Provincia. “Es que creemos que es ilegal que nos quieran cobrar eso”, añadió Irigoiti, que conduce una entidad con 700 socios que pagan una cuota mensual de 100 pesos.

En este caso, un repaso por las facturas que paga la institución se sintetiza así: De Edelap en 2015 llegaba un monto promedio de 700 pesos, con el primer cimbronazo el importe se elevó a 1.400 pesos; ahora, en estos meses, la distribuidora les cobra entre 7 y 8 mil pesos por mes; por el servicio de Camuzzi la entidad tiene que reunir entre 3 y 4 mil pesos y la última boleta de de Absa llegó con un monto de un poco más de 13 mil pesos.

Una historia casi calcada (aunque con un monto más bajo pero igual de imposible de asumir) vive el Centro de Fomento de Villa Elvira. En esa sede de las calles 120 y 75, la intimación que también creían caída por efecto de una condonación, es por 140 mil pesos. Y además, desde hace unos meses tienen el servicio de agua cortado. En este caso la boleta de agua llega con un cargo que tiene en cuenta la extensión del predio. “Son siete lotos y nos cobran por cada uno de ellos, aunque no gastamos más que el agua de dos baños”, explicó el titular de la institución, Daniel Rodríguez.

Desde la Federación de Instituciones Culturales y Deportivas de La Plata aseguraron que lo que cobran las empresas de servicios “es muchísimo para las economías de las instituciones”. Esa sede, situada en la calle 3 entre 51 y 53, que suele abrir para reuniones donde tratan sus problemáticas las distintas entidades que nuclea y carece de servicios en los que consume agua (como vestuarios de clubes, por caso), en unos pocos meses sumó 30 mil pesos de deuda con Absa. En ese caso también la factura de la prestación sanitaria se abulta porque para confeccionarla se tiene en cuenta no lo que se consumió sino los metros de largo del frente de la propiedad.

La boleta del agua no es la única que sobresalta a los dirigentes cada vez que llega. Según Alberto Alba, la del gas suele ser un problema también. “En Camuzzi, cuando queremos reclamar no nos atienden. Y además ahí dicen que tenemos la tarifa social pero la verdad es que casi ninguna entidad cuenta con ese beneficio”, planteó el presidente de la Federación que además aclaró que Edelap sí les realiza a los clubes que se inscriben para esa bonificación un descuento del 30 por ciento.

Días atrás, el intendente Julio Garro convocó a todos los sectores de la Ciudad (las cámaras vinculadas a la producción, los colegios profesionales, las universidades, los clubes) y se conformó un Consejo que atienda los diferentes problemas que surgen en la Ciudad. “En esa oportunidad planteamos la cuestión de las tarifas como una de nuestras mayores preocupaciones, pero vemos que el tema no se está tratando”, resaltó Alba.

Además de afrontar los servicios domiciliarios, las instituciones tienen que hacerse cargo de otros gastos, desde seguros hasta la compra de materiales para mantener el día a día de cada entidad. “Lo que agrava el panorama -remarco Alba- es que cuando más problemas económicos hay, menos recaudan los clubes. Porque las familias de los pibes no pueden pagar las cuotas y por lo general en las instituciones los becamos para que no tengan que dejar la actividad”.

Ocurre también que en los tiempos de crisis, suelen destacar los dirigentes, son los momentos en que los chicos de familias de bajos ingresos más necesitan de su club de barrio, que funciona asimismo como una contención social.

A los dirigentes los llaman para intimarlos por el inmediato pago de deudas

 

 

 

 

 

 

 

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