El hogar de los huevos

The Egg House es una instalación artística interactiva e itinerante, donde los visitantes viven una experiencia para los cinco sentidos compartiendo el amor universal por los huevos y escapando del vértigo urbano.

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El último en llegar es un huevo podrido” (“The last one in is a rotten egg”, en inglés) es una popular expresión que utilizan los niños, cuando quieren que sus amigos se unan rápidamente y participen en una actividad divertida, como saltar a una piscina.

Esta frase fue elegida por The New York Times para anunciar la apertura de ‘The Egg House’ (La Casa del Huevo) en la ciudad de los rascacielos, una instalación lúdica e itinerante donde los visitantes pueden bañarse en una piscina llena de huevos, en lugar de agua, y pasárselo en grande.

En esta casa temática, donde predominan los tonos pastel y el amarillo, los visitantes también pueden hamacarse en un enorme cascarón, abrazar huevos gigantes, sentarse en una huevera del tamaño de un coche o sentirse como uno de esos cuerpos redondeados que ponen las aves.

Y desde luego todos pueden hacerse fotos rodeados de infinidad de elementos artísticos representativos de este alimento universal e ingrediente clave omnipresente en nuestra dieta, desde globos amarillos hasta sobrerrelieves de grandes huevos estrellados contra la pared, pasando por un teléfono de color amarillo huevo.

“Tal es el afán de los adultos por hacerse la selfie perfecta, que a menudo no permiten a los niños jugar”, como asegura la periodista y antropóloga Virginia Mendoza, conocedora de TEH.

TRAS NUEVA YORK, SHANGAI Y LOS ÁNGELES

‘The Egg House’ (TEH) ha permanecido abierta en Manhattan entre los meses abril y junio de 2018, pero sus creadores prevén trasladar esta instalación dentro de poco a otras ciudades.

Sus creadores, un equipo de ‘millennial’ con formación en arte, diseño de interiores y marketing, también añadirán elementos educativos que aporten más información sobre este alimento, que ha sido el tema central con el que se decoró el dúplex de seis habitaciones donde se desarrolló la primera parada de TEH.

“Nuestra próxima parada será en Shangai, China, donde esperamos abrir este verano, y después de esta ciudad, nuestro equipo planea llevar The Egg House a Los Ángeles”, informa Aria Chiu, vocera de este proyecto, iniciado en Nueva York

 

“Nuestra próxima parada será en Shangai, China, donde esperamos abrir este verano, y después de esta ciudad, nuestro equipo planea llevar la instalación a Los Ángeles, California (EEUU)”, informa Aria Chiu, una representante de este proyecto, iniciado en el barrio neoyorquino de Lower East Side.

Aria Chiu define a TEH como una “pop-up house” o “casa emergente”, creada para compartir el amor universal por los huevos y proporcionar un escape momentáneo de la ciudad.

HOGAR INTERACTIVO DEL HUEVO VIAJERO ‘ELLIS’

Este singular espacio cuenta con habitaciones de tamaño real y su recorrido está perfectamente conectado por un hilo argumental, consistente en que un huevo llamado Ellis vive una vida normal como cualquier persona, una tarde se duerme y entonces los humanos son invitados a explorar su casa.

La historia de Ellis comienza cuando este huevo nace de una flor.

Además de vivir en un espacio físico, el huevo Ellis “vive” en una cuenta de Instagram donde se bromea respecto de su historia a través de imágenes de diversos montaje, según Aria Chiu.

“Elegimos los huevos como tema central, porque son un elemento universal, que se puede ver en casi todas las cocinas, y aunque cada cultura lo interpreta de manera diferente, son tan versátiles que todos pueden identificarse con ellos”, señala la fundadora de TEH

 

Al entrar a TEH, los visitantes caminan a través del vestíbulo, que tiene una pared para hacerse de fotos, después se dirigen a la cocina, que cuenta con instalaciones temáticas donde se sirven desayunos, y prosiguen su recorrido por un pasillo de transición con máquinas expendedoras automáticas, en dirección a la piscina llena de bolas con forma de huevos de caviar.

En estas habitaciones los huéspedes pueden obtener regalos de recuerdo de forma gratuita utilizando fichas; comprar golosinas con aspecto y forma de huevo y catar el ponche a base de huevos, según TEH.

Esta “casa emergente” también cuenta con una tienda de regalos que ofrece “huevoccesorios” (“eggcessories”), como joyas, parches, alfileres con insignias y bolsas de mano, y se ofrecen charlas y actividades educativas sobre el huevo (“eggducation”), según sus fundadores, el equipo Sense Studio.

COLORES BLANCO Y AMARILLO

Detrás de una zona más fluorescente, “el jardín”, hay una mirilla que da a “la habitación secreta”, un cuarto en miniatura que sirve de anticipo del “dormitorio”, una habitación que incorpora tecnologías con características interactivas y que los creadores de TEH prefieren mantener en secreto para garantizar que los visitantes experimenten un efecto tan sorpresivo como divertido.

Para ofrecer a los visitantes una experiencia multisensorial, y no solo visual, esta instalación de 300 metros cuadrados, (www.theegg.house) también incorpora sonidos, olores y otros elementos sorprendentes, que pueden disfrutarse en una visita de 30 a 40 minutos de duración media, pagando una entrada de entre 12 y 18 dólares, según las edades.

“¿Por qué hemos elegido los huevos como tema central?, porque son un elemento universal, que se puede ver en casi todas las cocinas. Y aunque cada cultura lo interpreta de manera diferente, los huevos son tan versátiles que todos pueden identificarse con ellos”, señala la fundadora de TEH, también propietaria de una tienda de té para ‘millennials’ en el barrio neoyorquino de SoHo.

DIVERTIDO HOMENAJE A UN ALIMENTO UNIVERSAL

“Incluimos el huevo en diferentes formas y formas, para crear una familiaridad”, señala, añadiendo que “los huevos también representan el desayuno americano (“American Breakfast”) , estadounidense y por lo tanto, las mañanas y la energía, es decir “aquello que es grandioso en este mundo” .

La fundadora señala que quieren llevar a Ellis a otras ciudades y continuar su historia en Instagram, ya que “ahora que hemos creado una vida que ya tiene un pasado, esperamos que tenga un futuro brillante”.

En The Egg House (TEH) los visitantes pueden hamacarse en un gran cascarón, abrazar huevos gigantes, bañarse en una piscina de bolas de los colores de la clara y la yema, sentarse en una huevera del tamaño de un auto y fotografiarse rodeados de representaciones de huevos

 

The Egg House no es un museo, sino “una instalación de arte interactiva con una narrativa: un espacio para que la gente escape del ajetreo y el bullicio de la vida en la ciudad, lo pase bien, juegue y no se preocupe por sus vidas y responsabilidades durante treinta minutos”, explica a la revista Yorokobu, Samantha Mirabal, una de las responsables de esta instalación.

Y por el éxito que han tenido durante sus meses en Manhattan, y sus planes de visitar otras ciudades, seguramente muy pocos desearán ser un huevo podrido y llegar los últimos a esta casa, cuando conozcan las experiencias que allí les esperan, incluido su “cuarto secreto” sobre el que sus creadores no relevan nada.

 

 

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