La nausea verbal de una trabajadora, madre, amante y “Vigilante”

Tras cosechar elogios en Buenos Aires, la obra de Laura Sbdar con virulentos monólogos de tono hiphopero recitados por Mariana De la Mata llega esta noche a La Plata

Sobre escena, una garita, una mujer y nada más: la noche de trabajo solitario, aunque rodeada de mensajes de WhatsApp y fantasías, de una guardia de seguridad privada, es el eje de “Vigilante”, la obra escrita y dirigida por Laura Sbdar que tras cosechar elogios en el teatro porteño, llegará a Área Chica, la sala ubicada en 34 y 119, en doble función: esta noche y el 6 de octubre, en ambos casos desde las 21.

Estrenada en Buenos Aires en noviembre de 2017, la creación de Sbdar, dramaturga y escritora sub 30, preseleccionada para la Bienal de Arte Joven 2017 y seleccionada para participar en el V Festival Novísima Dramaturgia Argentina curado por Ricardo Dubatti, llevado a cabo en el Centro Cultural de la Cooperación, es encarnada por Mariana de la Mata, quien en su juventud estudió teatro en nuestra ciudad.

De la Mata es sobre escena madre, amante, trabajadora y guardia, poniendo en escena las tensiones y contradicciones propuestas por la obra: su vigilante es “madre de dos hijas, con las que conversa por WhatsApp porque trabaja doce horas en la garita”, “trabajadora en un trabajo ocupado más que nada por hombres”, explica Sbdar. Y aunque es vigilante, es vigilada por los patrones, los habitantes de “un barrio que le es completamente ajeno arma un propio hogar, esa garita de seguridad en la calle”.

Este “personaje ambiguo”, que es “semi yuta y semi trabajadora”, y que confronta al público con la pregunta sobre “quién vigila y quién es vigilado, porque su trabajo es vigilar, pero a la vez es una explotada que está siendo vigilada por sus patrones”, además, se enamora del ladrón.

“Se enamora del Pibito Hermoso, un personaje que entra a robar en las casas del barrio donde ella vigila. Es también una historia de amor, y de amor romántico, idealizado, que ella tiene en sus fantasías”, cuenta la dramaturga.

Todas estas presencias se meten desde el fuera de escena en la garita y son expulsados “como una nausea verbal” en los monólogos con cadencia hiphopera que lanza la vigilante protagonista. “Quisimos darle ese ritmo rapero, medio de canto, medio de protesta, de denuncia”, reflexiona Sbdar sobre el “ritmo vertiginoso” de la “vorágine textual” de la pieza, “una poética de lxs desclasadxs” con “tonito hip hopero melancólico”, como definió la crítica Alejandra Varela en Página/12.

La palabra expande el universo terrenal, asfáltico, de la garita hacia un mundo de fantasías y deseo: el dispositivo teatral de una sola actriz que desde su lugar en el escenario maneja hasta las luces le permite también a la obra moverse y montarse fácilmente, y salir así “a buscar nuevos públicos”, uno de los propósitos de Sbdar con esta pieza, que busca con esta visita a La Plata escapar de ese circuito cerrado porteño.

“Hacemos todo esto para confrontar con les espectadores y ver qué sucede ahí”, explica la directora, que también, de paso, haciendo y moviendo obra consigue un escape, aunque temporal, a la crisis: “Se hace todo con mucha garra, pero frente a este contexto nos agarra una inyección de ganas de hacer. Me motoriza responder al contexto con obra, que es lo que hago”.

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