Chicas platenses proponen un acto de coraje contra la tiranía del cuerpo ideal

Tienen poco más de 20 años y muchas reconocen haber sufrido alguna vez la angustia de no tener una figura como la que impone el estereotipo de belleza actual. Hoy se exponen en una campaña para rebelarse contra él

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Por: NICOLÁS MALDONADO
nmaldonado@eldia.com

“Instrucciones para tener un cuerpo de verano. Uno: tener un cuerpo. Dos: que sea verano”. Con el mismo espíritu de este slogan que comenzó a circular hace unos meses en las redes sociales, un grupo de chicas platenses que rondan los veinte decidieron plantarse finalmente contra un estereotipo de belleza que reconocen que alguna vez les causó mucho dolor. Así nació “Todxs llegamos al verano”, una campaña de concientización que busca poner freno a la tiranía del “cuerpo ideal”.

La campaña, que empezó a crecer durante las últimas semanas en Instagram, consiste en mostrarse en malla tal cual son, sin ocultar aspectos de su cuerpo que tal vez no coincidan con el estereotipo impuesto como ideal por la cultura actual. De esta forma buscan alentar a otras chicas a que no se priven de disfrutar de su cuerpo por el hecho de que no sea como se supone que tendría que ser.

“La intención de la campaña es contribuir a que se entienda que todos estamos bien; que no se necesita falta alcanzar ningún 90-60-60, que cada cual tiene el cuerpo que tiene y que para disfrutar del verano no

hace falta más que estar vivo”, explica Macarena Aguirre (23), una modelo plus size (talla grande) que a fines del año pasado ideó “Todxs llegamos al verano” a partir de su propia transformación.

“El hecho de no tener un cuerpo como impone el modelo hegemónico hizo que muchas veces al llegar al verano me escondiera, me tapara o me muriera de calor. Por eso decidí hacer algo y el año pasado me anoté en un curso de modelaje en una agencia para modelos plus size. Fue ahí que arrancó mi transformación. Por primera vez al mirarme al espejo empecé a gustarme y me di cuenta que eso que acababa de aprender sobre mí misma se lo podía transmitir a otras personas”, cuenta Macarena, que trabaja en hogar de niños de la Ciudad.

“El problema no está en el cuerpo que tiene cada uno, sino en el estereotipo de belleza que se quiere imponer”

“Era ir a comprarme ropa y salir llorando de los negocios porque nunca había nada para mí”

 

Con esa visión, en noviembre pasado compartió la idea en sus redes sociales convocando a sumarse a una sesión de fotos grupal. Así reunió en pocos días a una decena de chicas dispuestas a hacer de modelos o bien participar como fotógrafas y maquilladoras para ayudar a que otras dejen de sufrir la tiranía del “cuerpo ideal”.

“Aunque nunca me sentí mal con mi cuerpo, soy consciente de que somos parte de una generación que creció muy influenciada por un modelo de cuerpo ideal; y que si una tenía estrías, celulitis o unos kilos de más se tenía que tapar. No está bueno crecer con eso en la cabeza, sobre todo cuando se es chica. Ojalá este tipo de campañas sirva para que las nuevas generaciones crezcan más libres”, cuenta Micaela Lattini, una estudiante de Derecho de 23 años al explicar qué la llevó a ofrecerse como modelo para la campaña en Instagram.

En respuesta a la iniciativa, “mucha gente nos mandó fotos suyas en malla contándonos que gracias a este tipo de campañas se está animando después de años a mostrar su cuerpo por primera vez”, cuenta Macarena, quien reconoce que no sabe bien a cuántas personas habrá llegado el mensaje pero que le bastaría si “al menos a una le cambió la forma de pensar”.

LA FALTA DE TALLES

Además de exponerse en Instagram sin filtros ni Photoshop, las integrantes de la campaña hicieron folletos para repartir en negocios de ropa femenina del centro de La Plata donde la falta de talles grandes resulta habitual. “Lo hicimos para que las chicas que salen de esos locales angustiadas por la falta de talles acordes a sus cuerpos sepan que no están solas -explican-, que el problema no son ellas sino el estereotipo de belleza impuesto por nuestra sociedad”.

“La falta de talles no sólo causa trastornos alimentarios sino también mucho dolor”, explica Macarena al reconocer que ella misma lo sufrió.

“Era ir a comprarme ropa y salir llorando de los negocios porque nunca había nada para mí. La Ley de Talles no se cumple en ningún lado: en la mayoría de los locales te dicen que trabajan con talle único, un locura porque el cuerpo único no existe, es sólo un modelo que quieren imponer”.

En efecto, pese a que hace ya veinte años que rigen en Argentina al menos doce leyes (entre provinciales y municipales) que obligan a fabricantes y comercios a disponer de prendas en todas las medidas, lo cierto es que muy pocos las cumplen y los organismos que deberían controlar su cumplimiento rara vez les aplican por ello alguna sanción.

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