Una apuesta al diálogo

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rio de janeiro

MARCELO SILVA DE SOUSA

AP

Aunque parezca contradictorio, el brasileño Toni Reis, un militante gay y autodefinido comunista, apuesta por el diálogo con el gobierno del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro.

El 19 de diciembre, días antes de que la administración de Bolsonaro entrara en funciones, Reis, presidente de la Alianza LGBTI+ , fue invitado a una reunión con Damares Alves, quien se convertiría en la ministra de la Mujer, Familia y Derechos Humanos.

Fue la primera vez que Reis y los representantes de otras 30 organizaciones fueron invitados por el equipo de un gobierno antes de asumir y el gesto, pese a algunos prejuicios, ayudó a dejar la resistencia a un lado.

Pese a que muchos creían que rápidamente se convertirían en la punta de lanza contra la administración de Bolsonaro, los movimientos sociales brasileños han acompañado expectantes las primeras decisiones del gobierno y estudian cómo reaccionar.

La elección de Bolsonaro, un exmilitar con un robusto historial de comentarios racistas y homofóbicos alimentó el temor de que su gobierno avanzara en el cercenamiento de las libertades individuales.

Y si bien algunas decisiones administrativas generaron revuelo, concluida la segunda semana de gobierno la mayor parte de las agrupaciones y organizaciones no gubernamentales que representan a las minorías se mantienen cautas.

Alentados por el miedo a que fueran prohibidos los matrimonios entre personas del mismo sexo, en noviembre y diciembre se celebraron casamientos colectivos gays en varias ciudades de Brasil, y hasta ahora, ningún movimiento convocó a protestas o actos contra Bolsonaro.

La decisión más polémica del mandatario fue que el Ministerio de Agricultura absorbiera una de las principales atribuciones de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI), históricamente el organismo encargado de identificar, demarcar y proteger las tierras de los pueblos originarios.

 

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